En un movimiento estratégico para aumentar sus exportaciones agrícolas en un 50% de aquí a 2030, Rusia está potenciando sus puertos del Mar Báltico. Esta iniciativa pretende reducir la dependencia de las rutas tradicionales del Mar Negro y acceder a nuevos mercados de cereales en América Latina y África. El país, reconocido como el principal exportador de trigo del mundo, tiene previsto exportar 72 millones de toneladas métricas de grano en la temporada 2023/24.
Los puertos del Mar Negro, que han sido la columna vertebral de las pujantes exportaciones agrícolas rusas durante décadas, se han vuelto menos fiables debido al actual conflicto con Ucrania. El transporte marítimo en la región se ha visto comprometido, con ambas partes atacando las instalaciones e infraestructuras de la otra.
Ksenia Bolomatova, subdirectora del conglomerado agrícola OZK, controlado por el Estado, subrayó la necesidad de esta expansión en una reunión del sector, destacando la cosecha récord del año pasado y el actual ritmo de carga de las exportaciones, que supera la capacidad.
Para hacer frente a estos retos, Rusia ha introducido recientemente dos grandes puertos en el Golfo de Finlandia, cerca de San Petersburgo: Vysotsky, que inició los envíos de grano en abril de 2023, y Lugaport, que comenzó a operar en junio de 2024. Se prevé que Lugaport alcance una capacidad de 7 millones de toneladas a principios de 2025, según ha declarado su propietario, Novaport.
Se espera que estos dos puertos gestionen hasta 15 millones de toneladas de exportaciones agrícolas al año, lo que supondría una cuarta parte de los 60 millones de toneladas de exportaciones de grano previstas por Rusia para la temporada 2024/25.
Además, una empresa privada, Primorsky UPK, planea desarrollar una terminal de grano en el puerto de Primorsky con una capacidad potencial de 5 millones de toneladas. Esta expansión coincide con la ambición del Presidente Vladimir Putin de consolidar el estatus de Rusia como superpotencia agrícola, junto con Brasil, Estados Unidos y China.
Las terminales del Báltico crecerán más rápidamente que otros puertos rusos, que también han anunciado ampliaciones de capacidad tras las cosechas récord de los últimos años. Según Novotrans, esta expansión es crucial para la economía, la seguridad del transporte y la soberanía.
A pesar de que el Mar Báltico está bordeado en su mayor parte por Estados miembros de la OTAN, los flujos comerciales y los envíos rusos han permanecido prácticamente ininterrumpidos en la región.
En cambio, en el Mar Negro se han intensificado las perturbaciones, lo que podría afectar al suministro mundial de cereales. Hace tan sólo dos semanas, un buque ucraniano que transportaba grano a Egipto fue alcanzado por un misil, y en agosto, según los informes, las fuerzas ucranianas hundieron un transbordador en el puerto de Kavkaz.
El atractivo económico de los puertos del Mar Báltico es significativo, con 1,5 millones de toneladas de grano embarcadas la pasada temporada, lo que supone triplicar el volumen de la campaña anterior.
Darya Snitko, vicepresidenta de Gazprombank, destacó las ventajas logísticas del Báltico, entre ellas la capacidad de acoger buques más grandes, lo que podría ayudar a reducir costes. Las rutas del Báltico son especialmente ventajosas para comerciar con países africanos fuera del Mediterráneo y Asia.
Vysotsky ya ha empezado a exportar grano a destinos como Argelia, Brasil, Cuba, Mali, Marruecos, México, Nigeria y Túnez, según datos de la empresa logística Rusagrotrans. Esta diversificación de los destinos de exportación marca un cambio estratégico para Rusia, que busca reforzar su posición en el mercado mundial de cereales.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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