Una fase continuada de crecimiento inferior a la tendencia habitual en la economía estadounidense está provocando inquietud ante la posibilidad de una recesión, según un informe de Macquarie publicado el martes.
Aunque se ha pasado de la preocupación por una recesión a la esperanza debido a unos datos económicos mejores de lo previsto, la firma de inversión advierte de que esta esperanza podría ser demasiado prematura.
Los analistas de Macquarie indican que la economía estadounidense atraviesa "una fase persistente de crecimiento más lento que la tendencia habitual causada por una política monetaria estricta, limitaciones al endeudamiento y la reducción de los ahorros adicionales de la época de la pandemia".
Mencionan que, aunque la economía parece fuerte en estos momentos, sigue corriendo el riesgo de entrar en recesión si se produce una perturbación financiera repentina.
Las indicaciones contradictorias de la economía pueden verse en las recientes respuestas de los mercados financieros.
Macquarie señala que los débiles datos económicos de julio y principios de agosto hicieron temer inicialmente una recesión inmediata, lo que se tradujo en un descenso de las cotizaciones bursátiles y de los tipos de interés del Tesoro estadounidense.
Sin embargo, la mejora de los datos desde el 5 de agosto ha devuelto la fe, y la economía estadounidense parece de nuevo fuerte y robusta.
A pesar de ello, Macquarie cree que una "perspectiva equilibrada" es más realista. Según este punto de vista, EE.UU. seguiría experimentando un crecimiento más lento que la tendencia habitual sin caer en una recesión grave, a menos que se produzca una perturbación financiera repentina.
Observan que esta pauta de crecimiento lento es habitual tras un largo periodo de subida de los tipos de interés por parte del banco central.
El informe subraya que el sector de la economía que presta servicios, que mostró cierta mejoría en julio, sigue sin estabilizarse. El índice ISM de servicios, una importante medida de la salud económica, sugiere un debilitamiento del crecimiento, similar a lo ocurrido antes de las recesiones de 2001 y 2007.
Macquarie concluye que la futura dirección de la economía estará muy influida por las decisiones de la Reserva Federal y la posibilidad de que se produzcan acontecimientos inesperados, que podrían mantener el actual nivel de crecimiento o provocar un declive de la economía.
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