La alcaldía Iztapalapa da un paso al frente en la preservación de su riqueza cultural al declarar 2025 como el Año Conmemorativo de los 1355 Años de la Fundación de Culhuacán. Con la aprobación unánime del Bando 4 por parte del Concejo, el histórico ex convento de Culhuacán fue el escenario donde la alcaldesa Aleida Alavez resaltó la relevancia de este emblemático sitio como un faro del pasado y su impacto en la identidad actual de la región.
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En su discurso, Alavez destacó la transformación de Culhuacán desde su fundación en 670 d.C., sus raíces tolteca-teotihuacanas, y su lugar clave en la historia como cuna de importantes desarrollos culturales. La mandataria recordó que el Convento de San Juan Evangelista, edificado en la época novohispana, no solo funcionó como un bastión religioso, sino que albergó el influyente Seminario de Lenguas Indígenas, dejando un legado educativo invaluable.
El Bando 4 establece que durante 2025, toda la documentación oficial de la alcaldía portará una imagen inspirada en el glifo del Huizachtépetl, o Cerro de la Estrella, símbolo del monte sagrado que define gran parte de la identidad de Iztapalapa. Esta decisión es acompañada por un programa de actividades culturales diseñadas para honrar el legado ancestral de Culhuacán.
«Este homenaje no es solo un recordatorio del pasado; es un esfuerzo por conectar nuestras tradiciones con las nuevas generaciones y garantizar que las historias de nuestros pueblos originarios sigan vivas en la memoria colectiva», expresó Alavez Ruiz.
El decreto también subraya la expansión de la influencia territorial de Culhuacán, cuya historia abarca hasta barrios y pueblos de las actuales demarcaciones de Iztapalapa y Coyoacán. Este enfoque refuerza la intención de posicionar a Culhuacán como un pilar de la identidad regional, cuya importancia trasciende fronteras locales.
Con este Año Conmemorativo, Iztapalapa se compromete a celebrar y reflexionar sobre la herencia cultural que dio forma a su pasado y continúa moldeando su presente. Las actividades prometen no solo ser un viaje al pasado, sino también una oportunidad para fortalecer el sentido de pertenencia y orgullo entre sus habitantes.
Culhuacán se erige así como un ejemplo vivo de cómo la historia puede entretejerse con el presente, convirtiéndose en un motor para la identidad y la cohesión social de la comunidad.