Dedicaremos los dos últimos reportes de este año a pintar los rasgos más relevantes del panorama de inversión en renta fija denominada en dólares que se vislumbra para el 2018. A continuación nuestras apreciaciones:
- El impacto de la nueva ley de impuestos en EE.UU.
Es muy posible que el presidente Trump logre firmar la nueva ley de impuestos sobre las rentas antes de navidad, lo que afectará al mercado de renta fija tanto en el corto como en el mediano plazo.
Al venir incluida en dicha ley una amnistía fiscal que permitirá a las multinacionales estadounidenses repatriar cerca de un billón de dólares en los próximos años. Es muy probable que una porción importante de ese dinero se destine a prepagar deuda, así como a reducir la emisión de nuevos títulos de renta fija dado este flujo de recursos. Se espera una presión, probablemente modesta, al alza de las tasas de interés mientras dure la amnistía.
Además de la amnistía, la ley traerá limitaciones en la deducibilidad de los intereses pagados por el servicio de deuda, lo que se conoce como el escudo fiscal de la deuda. La nueva versión de la ley trae un tope en este renglón definido como un porcentaje de la utilidad, el cual puede ser del orden del 30%. ¿De cuál medida de utilidad hablamos?, eso no se ha definido aún, podría ser del EBITDA, o alguna definición de utilidad acuñada para propósitos impositivos.
El establecer el tope ya mencionado, disminuye la propensión a emitir deuda en un mundo de bajas tasas de interés, pues obviamente se reduce el valor del escudo fiscal de la deuda, pero además le crea problemas a empresas altamente apalancadas que necesitan de dicho escudo para mejorar sus utilidades, en particular las emisoras de los llamados bonos basuras, muy representadas en el mundo del petróleo de esquistos.
Ya se han producido algunos reacomodos en los portafolios de bonos de alto rendimiento, previniendo el impacto de la reducción del escudo fiscal de la deuda, pero estos podrían continuar unas semanas más en la medida en que la especulación sobre el contenido de la ley sea sustituida por información cierta. En todo caso este evento también aporta un componente alcista a las tasas de interés en EE.UU.
- Un nuevo presidente en la FED
En el corto plazo se espera que el Sr. Jay Powell mantenga la política establecida por la dupla Bernanke-Yellen vigente desde el 2006. La gran incógnita, no es tanto cual sería el comportamiento del Sr. Powell, si la FED considera adecuado acelerar el ritmo de subida de las tasas en el 2018, sino el nivel de presión que el presidente Trump intentaría ejercer sobre la FED de presentarse esta circunstancia.
- La estructura de las tasas de interés en EE.UU, en el primer trimestre del 2018.
Desde finales del 2016 viene hablándose del aplanamientode la curva de rendimiento, el cual es medido por el diferencial de retorno entre los treasuries a 10 y 2 años respectivamente. Dicho diferencial alcanzó la semana pasada el valor de 52 puntos básicos, que no se observaba desde finales de 2007.
Una curva aplanada ha sido interpretada históricamente como una señal temprana de recesión, sin embargo en un contexto de tasas tan bajas como el actual, cabe la posibilidad de que el aplanamiento se deba a una expectativa de alza en las tasas de corto plazo, producto del estímulo causado por la rebaja impuestos, sin embargo no se espera que el mismo sea lo suficientemente intenso para elevar las porciones medias y larga de la curva (tasas de retorno entre 10 y 30 años) que responden a expectativas inflacionarias que no están generando en este momento.
El aumento de la demanda de bonos de largo plazo por parte de inversionistas extranjeros de Japón, Inglaterra y la Eurozona, han contribuido a mantener bajos los rendimientos a estos plazos lo que ayuda a mantener plana la curva de rendimientos.
La próxima semana hablaremos de los niveles de apalancamiento de las economías desarrolladas y del impago venezolano como elementos contribuyentes de formación de expectativas para el año que se avecina. Hasta entonces.