Hablo con A. Müller, analista londinense "Uno de los razonamientos más extendidos en los últimos días, en ese proceso inevitable de copiarnos los unos a los otros, para que en ocasiones no perciban que estamos desnudos, es que los mercados han perdido la confianza en los bancos centrales y que, conforme han ido disparando contra todo lo que se movía, en una cacería histórica, se han quedado sin munición. Las dos consideraciones son verdades relativas. Desde hace unos meses, hemos visto un mal funcionamiento del mercado: precios, asignación de recursos y coberturas. Los mismos riesgos ("crear mercado") que llevaron a los bancos centrales a actuar directamente al mercado desde 2009 ¿Por qué no ha salido bien? Por las dudas sobre la efectividad de estas actuaciones para luchar contra la deflación de forma sostenida (y propiciar un crecimiento también sostenible) como tampoco está del todo claro que hayan realmente propiciado un mercado más líquido y profundo. Y eso nos lleva a la segunda derivada: la falta de liquidez. Es uno de los asuntos que más preocupa en la actualidad a los bancos centrales, una vez que han fallado, al menos por ahora, en su propósito de crear inflación y comenzar un movimiento de normalización de las políticas monetarias ultralaxas que mantienen desde hace años. La nueva bicha, a la que nadie quiere mentar, es la iliquidez en el Sistema Financiero Global. Se han emitido millones de papelitos (papelazos) en forma de bonos, obligaciones, participaciones en fondos, acciones, convertibles, cédulas y demás. El Sistema Financiero está inundado de papel. Totalmente atascado ¿quién lo desatascará? ¿cómo desatascarlo? Sólo un desarrollo normalizado de los acontecimientos en los mercados, sólo la fluidez normal, que emana de la eterna ley de la oferta y la demanda, puede hacerlo. Pero parece que no van por ahí los tiros. Y luego, en el mismo acto están las burbujas creadas y los zombis sin saber qué dirección tomar".
"Lo ha dicho el G20 hace un par de días: Los tipos bajos y las compras de activos de los bancos centrales, una parte clave de la política monetaria no convencional, alimentan las burbujas de precios de los activos, particularmente los inmobiliarios, y mantienen en funcionamiento empresas "zombi" permitiéndoles acceso a un crédito barato, reduciendo lentamente la competitividad. Los tipos reducidos también minan los beneficios bancarios, eventualmente reduciendo la capacidad de crédito de las entidades, a la vez que las medidas no convencionales impactan en los mercados reduciendo la liquidez y el acceso a los mismos. Mientras China, Japón, el BCE y Suiza buscan una tipo de cambio más débil, los bancos afrontan el riesgo de una guerra abierta de divisas, perdiendo su capacidad de impulsar los precios y competitividad mediante la devaluación..."
"Los bancos centrales deberían repensar su estrategia", dijo Michael Heise, economista jefe de Allianz (DE:ALVG), aseguradora y uno de los mayores inversores del mundo. "El poder de los bancos centrales es limitado. Hemos confiado de más en los bancos centrales para arreglar el problema, pero no está bajo su control". De hecho, esta vez las turbulencias son externas, como una ralentización de los mercados emergentes y la presión deflacionista a causa del desplome del precio del petróleo. Estos impactos son difíciles de contrarrestar y unos débiles indicadores de confianza en Europa sugieren que el crecimiento ya ha notado el golpe, pese al estímulo de 1,5 billones de euros del programa de compras del BCE...."
Hay más información en esta dirección recogida por Reuters: El gasto público podría ofrecer ayuda, pero el G20 destacó que pocos gobiernos tienen capacidad de maniobra y los que pueden gastar más, como Alemania, han dejado claro que no lo van a hacer. Eso deja a los bancos centrales abocados a actuar y el BCE es casi seguro que relaje su política monetaria el 10 de marzo, con una pequeña bajada de tipos y pocos cambios a su compra de activos, algo que se queda lejos de un salto cualitativo. En todo caso, si se desata otra crisis global, los bancos centrales todavía tienen unas pocas herramientas bastante poderosas, aunque polémicas y potencialmente ilegales.
Los economistas dicen que los bancos centrales podrían forzar a los bancos comerciales a ofrecer préstamos a tipos negativos a cambio de beneficios garantizados, estimulando tanto el crecimiento como la inversión. Eso forzaría a los bancos centrales a aceptar unas grandes pérdidas. Un último recurso sería ofrecer efectivo gratis a todos los ciudadanos de la zona euro con el objetivo de estimular el gasto y la inflación.
Lo último fue sugerido por el expresidente de la Fed, Ben Bernanke, en 2002 como un método efectivo de luchar contra la deflación, pero los responsables europeos no han debatido la idea en serio.
Esto afrontaría una férrea resistencia de países conservadores como Alemania, donde incluso las compras de activos han sido recurridas en los tribunales, lo que llevaría a años de desafíos políticos y legales.
También sería cuestionable debido a que la demanda doméstica de la zona euro se mantiene bien y el dinero barato del banco central ya provee de liquidez.