Desde el lunes pos-PASO, alentados por el nerviosismo del mercado y los anuncios de reperfilamiento de la deuda y de cepo cambiario, los ahorristas han concurrido en gran número a las sucursales bancarias con el objetivo de retirar sus dólares depositados en cajas de ahorro.
Esta corriente provocó hasta el último viernes un drenaje superior a los 6000 millones de dólares en las reservas del Banco Central (equivalente al 25% del total de los dólares de los argentinos depositados en bancos locales) complicando aún más la situación financiera del Estado.
¿Adónde van esos dólares que en muchos casos representan los ahorros de toda una vida? En la mayoría de los casos, es sabido, terminan en el “colchón bank”: escondidos en algún rincón de la casa, con todos los riesgos que ello acarrea (robo, incendio, deterioro, pérdida, olvido).
En la columna de hoy, analizaremos 5 alternativas al “colchón bank” con una premisa fundamental: si hablamos de bajar el riesgo, hablamos de diversificar.
Las opciones que veremos a continuación no deben ser pensadas como el único destino para el dinero escondido en casa, sino como un conjunto de alternativas que podemos utilizar para fraccionar nuestro capital en dólares.
1) Utilizar las fintech para enviar dinero al exterior
Distintas fintech bursátiles que facilitan aperturas de cuentas en sociedades de Bolsa estadounidenses han visto duplicada o hasta triplicada la demanda de servicios desde Argentina después de las PASO.
Los inversores amigados con las nuevas tecnologías ven en esta modalidad una excelente alternativa para poner su dinero a salvo de potenciales medidas restrictivas del gobierno de turno que asfixien aún más al golpeado sistema financiero local.
Con mínimos que van desde los 2500 a los 10.000 dólares y sin costo de apertura de cuenta, fintech como Invertironline, BullMarket y Quiena, por nombrar algunas, gestionan todo lo referido al cambio de jurisdicción de los ahorros, que pasan a estar depositados en EE.UU. con un alto nivel de seguridad jurídica.
Al mismo tiempo, se accede a un menú de inversiones completo y atractivo, donde el inversor puede encontrar activos financieros acordes a su perfil de riesgo. Por ejemplo, puede invertir en oro a través de un ETF (fondo común de inversión abierto), bonos estadounidenses de corto plazo y bajísimo riesgo o en acciones preferidas de empresas líderes de EE.UU. que ofrecen un muy buen rendimiento.
2) Cajas de seguridad bancarias
Pasar dinero de una caja de ahorro a una caja de seguridad del mismo banco nos protege de cualquier riesgo de corralito sobre el dólar, puesto que nuestros billetes atesorados allí se liberan de las regulaciones bancarias.
Los bancos brindan este servicio tan demandado hoy. Cobran una comisión mensual, trimestral, semestral o anual relacionada con el tamaño físico de la caja, la zona en que está ubicada y el nivel de demanda existente al momento de la contratación.
Salvo casos de desastres naturales, como un terremoto o un huracán, y de tragedias sociales como una guerra, las entidades financieras se hacen cargo de la vigilancia en las sucursales y de preservar la integridad de cada compartimento.
Es importante saber que las cajas de seguridad tienen una garantía contra robo que varía en cada caso, pero por lo general no es menor, aunque suele depender del nivel económico que demuestre el cliente y de las operaciones que haya realizado recientemente (cobro de herencia, venta de inmueble, indemnización recibida u otras).
Por lo tanto, se recomienda conservar los comprobantes correspondientes a esas operaciones para presentarlos en caso de robo. Quienes guarden joyas de mucho valor deberían tomar antes fotografías y consultar a especialistas de joyerías o compañías de seguro para conocer su precio aproximado.
3) Cajas de seguridad privadas
La alta demanda de cajas de seguridad en sedes bancarias obliga a evaluar la alternativa de una caja de seguridad privada. Empresas como Hausler ofrecen este servicio para todo tipo de objetos de valor, incluido el dinero físico. Cuentan con varias sucursales en distintos puntos del país.
Los únicos requisitos para abrir una caja de seguridad privada suelen ser el DNI y un comprobante de servicio a nombre del titular. Las precauciones a tomar son las mismas que las recomendadas en el caso de las cajas bancarias.
4) Adelantar consumo corriente
El objetivo principal de atesorar divisas es proteger de la inflación el poder adquisitivo de nuestros ahorros. En consecuencia, no veo con malos ojos utilizar una parte de ese capital para adelantar consumo corriente en tiendas y supermercados mayoristas. Así se combate el ataque de la inflación a nuestra economía y se consigue, además, un descuento adicional por comprar al por mayor.
Alimentos no perecederos, productos de higiene personal, artículos para el hogar y otros bienes pueden almacenarse en algún lugar de la casa con el fin de ser consumidos en el mediano plazo. Constituyen una buena alternativa frente a la pretendida dictadura del “colchón bank”.
5) Bitcoin y otros criptoactivos
Dejamos para el final la opción que puede verse como más riesgosa. Que quede claro: no estamos diciendo que convenga pasar todos los ahorros a Bitcoin y otros criptoactivos, sino que los planteamos como una opción válida para una fracción de nuestro capital habida cuenta de las ventajas que tienen las criptomonedas para casos como el argentino.
Repasemos: la tenencia no puede ser embargada ni confiscada por ningún gobierno de ningún país del mundo, el único que tiene acceso a la cuenta es el mismo inversor a través de una clave privada y no se necesita más espacio de almacenamiento que el que ofrece una hardware wallet de tamaño similar a un pendrive (si es robada o extraviada, de todas maneras los fondos no corren riesgo).
Es sabido que la volatilidad de precios que registra el Bitcoin en el corto plazo suele ahuyentar a los inversores más conservadores, pero si se mira en un mediano plazo, la cotización actual (apenas por encima de los 10.000 dólares al momento de escribir esta nota) es la misma que ostentaba en enero de 2018, lo cual habla de su estabilidad más allá de los movimientos diarios.
Otro dato a favor del Bitcoin es que de alguna manera seguimos estando dolarizados, puesto que cotiza fundamentalmente en relación al dólar.
Hace más de 6 años propuse al Bitcoin como una alternativa a la inflación, y mal no nos fue: por entonces se negociaba a 108 dólares. Al día de hoy multiplicó su precio por 100.
Ahora lo proponemos como otra alternativa al “colchón bank”. Veremos más adelante si corre la misma suerte.
Conclusión
Como puede observarse, sobran opciones para diversificar nuestros ahorros. Concentrarlos todos en el “colchón bank” nos vuelve vulnerables en un país donde la inseguridad tiende a aumentar en contextos económicos difíciles como el actual.
Poniendo un poquito aquí y otro poquito allá, nos sentiremos más seguros. Cada cual elige su juego: las alternativas están al alcance de la mano. Es cuestión de moverse a tiempo.