Entre todos los sectores de la economía que han sido perjudicados por la propagación del COVID-19, la industria del turismo ha sido la que se ha llevado la peor parte. Mientras que las empresas comenzaron a perder valor en los últimos días de febrero, desde los incidentes con infectados en el crucero “Diamond Princess” a principios del mes pasado la industria de los cruceros está colapsando como nunca antes en su historia.
La firma estadounidense, Carnival Corp (LON:CCL), propietaria de la flota infectada, se ha desplomado más de un 56% en lo que va del 2020, una cifra incluso peor que la debacle de las petroleras en los últimos días por el conflicto en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). No obstante, otras compañías de cruceros tuvieron un peor desempeño. Royal Caribbean (NYSE:RCL), por ejemplo, perdió n 68% de su valor, mientras que Norweigan Cruise Line se hundió hasta un 71% en poco menos de dos meses.
Las aerolíneas también comenzaron a sufrir el impacto del virus. Varios estados ya están prohibiendo los vuelos a países donde el contagio ya es avanzado.
Al tratarse de Europa, una de las regiones más turísticas del planeta, la suspensión de vuelos en este territorio se traduce en pérdidas millonarias para las compañías del sector.
La firma norteamericana, American Airlines (NASDAQ:AAL), perdió casi el 50% de su valor solo en las últimas semanas; Boeing (NYSE:BA) cayó cerca de un 40%; y Delta Airlines (NYSE:DAL) bajó aproximadamente un 34% desde que empezó el año. En cuanto a las europeas, la francesa Airbus (PA:AIR) se depreció cerca de un 37% y la alemana Lufthansa (DE:LHAG) un 38%.