Lejos de tranquilizar a los mercados financieros, la Reserva Federal de EUA dio ayer un bosquejo del difícil panorama al que se enfrenta la primera economía del mundo tras la pandemia de COVID-19.
Además, varios estados de EUA que estuvieron entre los primeros en reabrir tras el cierre por el confinamiento, han reportado aumentos en los casos y hospitalizaciones por COVID-19. Florida reportó el mayor número de casos nuevos en una semana y las hospitalizaciones en Texas aumentaron en un 6.3%. Aunque en parte este aumento de registros se explica por la realización de más pruebas, al inversionista le preocupa que su peor pesadilla de una segunda ola de contagios se haga realidad.
Estos dos elementos son suficientes para incrementar la incertidumbre y provocar caídas generalizadas en los activos riesgosos durante la jornada de hoy, en particular las bolsas de valores.
Tras una reunión de dos días, los responsables de la política monetaria de EUA anunciaron que mantendrán los estímulos y señalaron que no habrá ajustes al alza de los tasas de interés hasta el próximo año y probablemente hasta 2022.
Adicionalmente, la FED recortó de forma drástica sus proyecciones macroeconómicas. Para 2020 el Banco Central prevé que la economía se contraiga un 6.5% frente al crecimiento del 2% que auguraba en la recta final de 2019, antes de que la pandemia estallara. Para 2021 espera un rebote de 5.0% y una expansión de 3.5% en 2022. Sin embargo, esto implica que el nivel del PIB se ubique significativamente por debajo de su trayectoria que tenía antes de la pandemia, incluso hasta 2022.
Los mensajes de la FED de no subir tasas y mantener la compra de bonos favorecen a los activos de riesgo, ya que se nota decidida a mantener una liquidez adecuada en el sistema y está lista para hacer lo que sea necesario. Sin embargo, su advertencia de un largo camino hacia la recuperación económica y sus estimaciones de caídas del PIB hace suponer que la recuperación de su economía no sería en forma de V, algo con lo que los inversionistas han estado especulando en las últimas semanas. Esto último es lo que está siendo utilizado como pretexto por los mercados para continuar tomando utilidades y acrecentar las caídas.
Otro mensaje muy relevante lanzado por el presidente de la FED, Jerome Powell, fue que la autoridad discute la posibilidad de controlar la curva de rendimiento de los bonos y que lo seguirá haciendo en futuras reuniones. Fue una forma de preparar a los mercados para un futuro anuncio en este sentido.
En materia económica, en Estados Unidos las solicitudes iniciales de desempleo continúan con su ligera tendencia a la baja desde el pico que tocaron a finales de marzo derivado de la pandemia del coronavirus. La semana pasada registraron 1.54 millones de solicitudes (vs 1.55 esperados), ligando diez semanas a la baja aunque el volumen se mantiene muy por arriba de lo registrado en la Gran Recesión. Por su parte, los precios al productor aumentaron 0.4% en mayo luego de tres meses de inflación negativa.
En México, la cifra de Producción Industrial de abril mostró los efectos devastadores de las medidas de confinamiento para hacer frente a la pandemia del coronavirus. La actividad se hundió -29.6% a tasa anual desestacionalizada, una variación negativa histórica. En particular, la Construcción se contrajo -38.4%, las Industrias manufactureras-35.5%, la Minería -3.6% y la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final disminuyó en -3.5%.
Las débiles previsiones económicas de la FED afectan también al precio internacional del petróleo. El WTI retrocede más de 4.0% a niveles por debajo de los 38 dólares por barril.
El peso mexicano se contagia de esta ola de aversión global al riesgo y se presiona por momentos cerca de 60 centavos respecto al cierre de ayer, para ubicarse actualmente alrededor de $22.45 spot.
Por el resto del día, el tipo de cambio podría fluctuar entre los $22.10 y $22.60 (el euro entre $1.132 y $1.139).