Después de un largo periplo de 15 años, finalmente Argentina cierra el capítulo dedicado a su histórico default de 2001- 2002, cuando el país declaró el impago de más de 100 mil millones de dólares, en momentos en que la deuda publica ascendía muy por encima del 100% del PIB.
El nuevo equipo económico, liderado por Alfonso Prat-Gay, Ministro de Hacienda y Finanzas, y secundado por Luis Caputo, Secretario de Finanzas, sella en la segunda quincena de abril un acuerdo con casi la totalidad de los fondos que habían entrado en litigio contra el país a partir del 2014. Más del 90% de los fondos que se encontraban en litigio han acordado con la propuesta argentina, haciendo que el volumen de deuda renegociada después del default hacienda desde el 93% que se alcanzó con la reestructuración de 2010, a un 98%, con un 2% de fondos que aún se mantienen fuera del acuerdo.
Después de que el juez Griesa diera su visto bueno al acuerdo propuesto, la negociación quedó expectante de la decisión de la Corte de Apelaciones de Nueva York, que tenía en sus manos la capacidad de anular la decisión de Griesa, dando razón a los bonistas que rechazaron el acuerdo. Finalmente, el 13 de abril la Cámara ratificó la decisión de Thomas Griesa, dando luz verde a la salida del default técnico.
De acuerdo al fallo del juez neoyorquino, las restricciones sobre Argentina que le impedían colocar nueva deuda pública por riesgos de que sea embargada para realizar pagos a los holdouts, serían levantadas al momento que el país cumpla con las dos condiciones del acuerdo: por un lado, el país debía levantar todas las restricciones parlamentarias al acuerdo, comprendiendo la Ley Cerrojo (que desautorizaba al gobierno a realizar mejores propuestas de pago que las ofrecidas en el canje de 2005), y la Ley de Pago Soberano (que trasladaba la sede de pago de la deuda reestructurada a Buenos Aires). Una vez aprobado en el Congreso el levantamiento de estas leyes, quedaba pendiente que Argentina realizara el pago a los fondos acreedores, después de lo cual las restricciones serían inmediatamente retiradas.
Para realizar el pago, el país ha logrado esta semana una emisión récord de deuda, que se transformó en primera plana para el mercado internacional. La suma que se logró captar fue de 15,6 mil millones de dólares, cifra que equivale a la mitad de lo que toda América Latina logró recaudar durante 2015. Los bonos emitidos se denominaron Bonos Internacionales de la República Argentina en Dólares Estadounidenses. La emisión consiste de 4 títulos con distintas tasas y plazos de vencimiento.
Los montos ofertados, que en distintos medios aparecieron como cercanos a 65 mil millones de dólares, sobreestiman ampliamente la oferta real, debido a que los agentes habrían realizado ofertas por encima de su objetivo para conseguir una mayor adjudicación. De cualquier manera, el gobierno optó por concentrar la mayor parte de la colocación dentro del plazo de 10 años. En concreto, en la próxima década los vencimientos de capital de esta emisión alcanzarán los 13 mil millones de dólares, a una tasa que de entre 6,25% y 7,5%.
Este viernes, se giran 9.300 millones de dólares para realizar los pagos. Algunos, como el de NM Dart son pagos directos, mientras otros se hacen a través de un fideicomiso del Bank of New York. El resto de los fondos obtenidos con la emisión, que alcanzan los 7 mil millones de dólares, podrían entrar al Banco Central para engrosar las reservas internacionales, que alcanzarían con esto los 36.000 millones de dólares. Por un lado, el Banco Central podrá utilizar este volumen para liberar el pago de importaciones atrasadas, medida que fue anunciada este jueves. Esto ayudaría también a evitar la apreciación de la moneda debido a este masivo flujo entrante de dólares.
El Tesoro Nacional también se verá beneficiado, en tanto los 7 mil millones de dólares extra que recauda con esta emisión pueden cubrir cerca de un cuarto de las necesidades de financiamiento que tendrá el fisco este año. Para el resto, el Tesoro aún deberá recurrir a la asistencia del Banco Central (por los mismos 160.000 millones de pesos que le otorgó en 2015), y a nueva deuda privada (interna o externa), por un monto similar a los 7.000 millones de dólares que consigue actualmente.