Son muchos los factores que podemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones en los mercados, y diferentes variables tienen mayor o menor impacto en función del horizonte temporal que estemos evaluando. Tener bien en claro estas diferencias y operar en forma consistente puede resultar determinante para tener éxito en nuestras operaciones financieras.
Corto plazo, dirección de precios y narrativa
A grandes rasgos, un horizonte temporal de corto plazo implica operaciones que suelen durar como máximo unos pocos días, generalmente menos de una semana, y seguramente menos de un mes. Incluso algunos operadores de corto plazo suelen abrir y cerrar operaciones en unos pocos minutos, y los algoritmos de trading de alta frecuencia operan en rangos temporales que están en niveles de microsegundos.
Los operadores de corto plazo suelen utilizar muchas veces un elevado grado de apalancamiento para maximizar la rentabilidad de las operaciones. Dado que en general se buscan movimientos de precios relativamente pequeños, se requiere una exposición elevada para obtener mayor rentabilidad.
A corto plazo, los precios de los activos reaccionan principalmente en base a la narrativa del mercado y la evolución de los datos frente a esta narrativa. Los operadores de corto plazo se enfocan principalmente en acertar con la dirección general de los movimientos de precios, sin preocuparse demasiado sobre si ese movimiento es racional o exagerado.
Un típico ejemplo es el de los reportes de resultados de las compañías. Apenas se publica un balance, es habitual que el precio del activo en cuestión se mueva abruptamente en un plazo de tan solo algunos segundos. Queda claro que los operadores que toman decisiones de compra-venta en base a esos reportes no han tenido el tiempo necesario para analizar a fondo la información publicada, sino que basan sus operaciones en evaluar rápidamente los principales números más importantes.
Si el reporte es mejor a lo esperado por Wall Street, el activo se compra y si los datos están por debajo del pronóstico el activo se vende. La idea es capitalizar rápidamente un movimiento abrupto de precios y cerrar la posición antes de que las cotizaciones ajusten hacia niveles más equilibrados y cedan parte del movimiento inicial.
Mediano plazo: impuso, tendencia y expectativas
Las operaciones de mediano plazo pueden definirse como aquellas que tienen un horizonte temporal de más de un mes y menos de un año. En este horizonte temporal, los inversionistas suelen enfocarse en activos que muestren un impulso atractivo de precios, ya que en general los activos que están subiendo de precio a mediano plazo suelen continuar subiendo.
En el caso de los operadores de mediano plazo se les brinda mayor atención a las variables fundamentales del negocio. No solo se valora que la compañía haya reportado ganancias por encima de las expectativas, sino que estos operadores buscan además que las perspectivas del negocio sean también favorables hacia el futuro.
Para un operador de mediano plazo no es suficiente con acertar la dirección inicial del movimiento de precios, sino que además se necesita que este movimiento sea continuado en el tiempo, dando lugar a una tendencia alcista sostenida.
Por lo tanto, un operador de mediano plazo suele analizar en detalle los reportes de resultados, los comentarios del equipo directivo sobre las perspectivas del negocio, y la opinión de los analistas de Wall Street al respecto a estas cuestiones.
Largo plazo: calidad del negocio y valuación
Las inversiones de largo plazo se realizan en un horizonte temporal que abarca más de un año, generalmente pensando en un horizonte de tiempo de entre 3 y 5 años. En algunos casos, incluso, los inversores de largo plazo toman posiciones de compra sin plantearse ningún horizonte de salida definido de antemano.
A largo plazo, las inversiones pueden ser tanto en activos con tendencia alcista como en activos con tendencia bajista de precios, ya que al operar en un horizonte de largo plazo el inversor cuenta con el tiempo suficiente para esperar que la tendencia cambie de dirección.
De hecho, esta clase de inversores muchas veces busca aprovechar los movimientos exagerados de precios, apostando en contra de la opinión generalizada. Si el precio del activo cae excesivamente ante un reporte decepcionante de resultados, un inversor de largo plazo puede considerar que el evento representa una oportunidad de compra en lugar de un motivo para vender.
El inversor de largo plazo suele enfocarse en variables como la calidad del negocio y su valuación, ya que estos son los principales determinantes del retorno de las acciones en períodos extensos de tiempo.
El concepto de calidad hace referencia a variables como la rentabilidad el negocio, sus tasas de crecimiento, la capacidad del management y las ventajas competitivas de la firma. A largo plazo, el precio de las acciones evoluciona en relación al valor de la compañía detrás de dichas acciones, por lo tanto estas cuestiones son determinantes.
En cuanto a la valuación, el inversor de largo plazo compara el precio de mercado con el valor fundamental del negocio. Si los precios subestiman el valor de la compañía, entonces podemos estar frente a una oportunidad de compra.
Como vemos, las decisiones de inversión a corto, mediano, y largo plazo suelen basarse en variables muy diferentes. El punto central es que el horizonte de las operaciones debe ser acorde con el perfil de riesgo y los objetivos de cada inversor, y las decisiones deben fundamentarse en base a las variables indicadas para ese horizonte de tiempo en particular.