La recuperación de la actividad económica esperada para Brasil a lo largo de este año era indicada hace algunos meses como uno de los drivers que impulsaría el rebote de la economía local. Así como desde el año 2014 el país vecino jugaba un papel negativo desde el punto de vita comercial, 2016 era visto como el último año de recesión en el país vecino y la recuperación de 2017 impulsaría a la Argentina debido a los estrechos vínculos que unen a la economía local con su principal socio comercial. Es bien conocida la relación que existe, por ejemplo, entre los índices de producción industrial de ambos países: cuando la actividad fabril se cae en Brasil, las importaciones argentinas que son demandadas por el sector se retraen y afectan directamente a la actividad industrial local. Esto se debe a la gran interrelación que existe entre ambas economías y, en particular en sectores de la industria como el automotriz que funciona como una cadena de valor regional.
Lo cierto es que la recuperación esperada para este año en Brasil, que hacia agosto del año pasado estaba calculada en 1,3% se ha pinchado: el último relevamiento del Banco Central brasilero ya ubica esa expectativa por debajo del 0,5%. Con estos números, tal como lo venimos advirtiendo desde finales del año pasado, comienzan a apagarse algunos motores de la recuperación argentina. Todo parece indicar que tendremos menos ayuda desde el exterior y dependeremos más intensivamente de que se hagan bien los deberos en casa.
Con este panorama general, se observan algunos datos contradictorios o señales mixtas por parte de Brasil. Por un lado, la actividad económica general que parecía haberse estabilizado en un nivel bajo desde el mes de agosto mostró una nueva caída en diciembre, lo que hace dudar sobre el arranque del nuevo año. Más allá de que la velocidad de la caída del 2015 se detuvo en 2016, ¿encontró efectivamente un piso la economía desde donde rebotar o los primeros datos de 2017 mostrarán más caída? Mientras ocurre esto con la actividad general, la producción industrial acumuló dos meses de recuperación, en el último bimestre creció 1% desestacionalizado y diciembre no solo marcó un crecimiento mensual del 2,3% sino que en términos interanuales mostró no acusó caída. ¿Está el sector industrial adelantando el cambio de tendencia del ciclo general o es solo un hecho aislado en una coyuntura más compleja?
Los datos que surgen del comercio exterior parecerían inclinar la balanza hacia el optimismo. Las compras al resto del mundo, que llegaron a mostrar una caída promedio interanual en los primeros seis meses de 2016 del 30%, cayeron menos del 10% en la segunda mitad del año pasado y mostraron un crecimiento del 9,3% en diciembre y del 18% en el primer mes del 2017. Por su parte, las compras con origen en nuestro país, que caían durante el primer semestre del año pasado a una velocidad igual a la del promedio, mostraron un crecimiento promedio del 5% en la segunda mitad del año y en diciembre 2016 y enero 2017 se comportaron de una manera muy dinámica, con crecimientos superiores al 40% interanual. Lo interesante de estos datos es que, si bien el crecimiento de las importaciones desde Argentina está mostrando un dinamismo mayor al del promedio, la tendencia general del comercio exterior de Brasil está indicando una recuperación, lo que podría ser un índice líder (que se adelanta al resto) del nivel de actividad general.
Estos números se reflejan en los datos aportados por el INDEC sobre intercambio comercial de Argentina. En el mes de diciembre, las exportaciones argentinas a Brasil crecieron un 57% con un comportamiento bastante generalizado: desde un espectacular crecimiento de las exportaciones de productos primarios (275%), hasta un 50% de manufacturas de origen industrial y 25% de origen agropecuario. Solo los envíos de combustibles y energía mostraron una variación negativa. EL capítulo más importante de las ventas a Brasil, los vehículos, tuvieron un incremento interanual del 75%.
En conclusión, las ventas externas hacia el país vecino están mostrando números optimistas en los últimos dos meses, pero, sin embargo, Hasta el momento no se puede identificar una tendencia generalizada de recuperación de la actividad en Brasil. Si esto último estaría ocurriendo habría mayores posibilidades de que los vínculos comerciales estén entrando en una nueva etapa de crecimiento sostenido. De lo contrario, podrían ser solo unos meses de excepciones, dentro de un contexto negativo. Las señales de Brasil no son nada claras y esto, a mediados ya del primer trimestre del año no es una buena noticia.