La frase “brotes verdes”, usada tan a menudo para hacer referencia a las primeras señales positivas de actividad económica que indican la reversión de un ciclo de contracción, parecen poder aplicarse ahora también al sector automotriz. Este sector tuvo su año récord en 2013 cuando se logró el máximo de producción, patentamientos y exportaciones. Desde aquel año, casi todos los indicadores se revirtieron como consecuencia tanto de factores internos como externos. Desde el exterior, a partir de 2014, Brasil pasó a ser un lastre para la actividad automotriz debido a que el país vecino, y principal importador de automotores y autopartes, entró en una fase recesiva que haría estancar su PBI en ese año, para luego sumar dos años de caída (-3,8% en 2015 y -3,6% en 2016), configurando la peor crisis económica de las últimas décadas. Por su parte, la actividad económica local también entró en una fase de estancamiento desde el 2013, combinando años de caída y recuperación del PBI, pero sin lograr un crecimiento genuino.
Con datos sectoriales del primer trimestre del año, parecen estar llegando buenas noticias a la cadena de valor automotriz luego de dos años duros. Aunque aún se observan disparidades en el desempeño de los distintos eslabones, hay indicadores que están señalando que el 2017 podría ser el año de la reversión de la tendencia en el sector, principalmente para el eslabón productivo que es el más golpeado.
En los tres primeros meses del año la producción automotriz registró una retracción interanual del 7,4%, desacelerando la caída que se había observado en el primer trimestre de los últimos dos años: -19% y -18% respectivamente. Por su parte, las exportaciones lograron quebrar la tendencia descendente de los primeros trimestres de los tres últimos años como consecuencia de una desaceleración de la caída de la demanda brasilera y de un importante esfuerzo de las terminales argentinas por abrirse paso en nuevos mercados. A modo de ejemplo, en los primeros tres meses del año la industria argentina exportó más de 3.800 vehículos a distintos países de Centroamérica, mientras que un año atrás los envíos habían sido menores a las 170 unidades; una muestra de la importancia de la diversificación de mercados. En esta línea, mientras que en el 2013 el 90% de las exportaciones se hacían hacia Brasil, hoy el país carioca representa el 60% de las ventas externas.
Por el lado de la demanda interna, la leve recuperación que se había observado el año pasado continúa su consolidación a paso firme. Los patentamientos mostraron un crecimiento interanual del 43,2% en los primeros tres meses del año. En esta misma línea, las ventas mayoristas desde las terminales a las concesionarias crecieron un 13,6% interanual en el primer período. El mejoramiento de las condiciones de la economía interna, con la estabilización y recuperación del empleo desde mediados del año pasado, la desaceleración inflacionaria, la recuperación de los ingresos reales y el fuerte empuje que genera el sector agroindustrial sobre la demanda particular de pick-ups, sumado a una fuerte estrategia de promoción y bonificación por parte del sistema bancario para la adquisición de vehículos son los elementos que explican la recuperación de las ventas locales.
De confirmarse las estimaciones para lo que resta del 2017, el sector automotriz se sumaría al grupo de los primeros sectores que están empujando a la economía, liderado por la agroindustria, la industria de maquinarias y la construcción impulsada por la obra pública.