Desde agosto del año pasado los inversionistas a nivel mundial han estado centrados en los movimientos provenientes de China, muchos tratan de determinar si el colapso del mercado accionario y las presiones hacia la devaluación del yuan (la moneda local) son señales de que la segunda economía del mundo se está desacelerando más rápido de lo esperado.
No obstante, los datos oficiales confunden a los mercados al mostrarse un crecimiento, menor al de hace unos años, pero aún impresionante, más para una economía de ese tamaño. Según datos oficiales, el PIB al último trimestre creció un 6,8%, para un total anual del 6,9% en 2015, en línea con la meta del gobierno de crecer “cerca del 7%”. Esta cercanía con la meta siempre despierta dudas entre analistas escépticos sobre crecimiento chino.
Ante el supuesto de que los datos oficiales son cercanos a los reales, que es nuestra premisa, se aprecia como China continúa en su proceso a convertirse en una economía basada en el consumo.
El sector de servicios creció un 8,2% durante el segundo trimestre, lo que es bastante positivo, debido a que este incluyen los ingresos por comisiones de negociaciones bursátiles, los cuáles tienen que ser menores producto del estallido de la burbuja accionaria; por lo que hay otras áreas que están creciendo. Por otro lado, los sectores tradicionales como industria y construcción crecieron apenas un 0,9% en el periodo, muy lejos de los datos de hace unos años, cuando se dio el “boom” en construcción.
El dato del PIB muestra una estabilidad en el crecimiento y, además, que las políticas expansivas, tanto las monetarias como la fiscal, están ayudando. Desde inicios del año anterior el banco central local cortó las tasas de interés y redujo los requerimientos de reservas que los bancos deben de mantener, con el fin de incentivar el crédito. En relación al tema fiscal, el gasto del gobierno aumentó en el trimestre un 30%, según datos de la agencia
Bloomberg.
Hacia adelante se espera que la entidad monetaria siga moviéndose a una política aún más expansiva, aunque el hecho de que se haya alcanzado la meta reduce la urgencia de medidas adicionales. De esta forma, poco a poco datos mensuales más estables deberían de indicar dicha estabilidad, lo que devolvería la confianza a los inversionistas.