Mucho se ha comparado al coronavirus con la gripe común, analizando las vías de transmisión, el nivel de mortalidad o las medidas que debemos tomar para evitar su contagio. Es verdad que la gripe común provoca miles de muertes en todo el mundo, y sus síntomas incluyen también fiebre, resfriado, dolor de huesos o agotamiento, pero el desconocimiento de esta enfermedad, unido a su evolución y propagación, que ha puesto en jaque al mundo entero, encierra más razones de peso que la gripe para estar preocupados. Hasta la OMS habla ya de pandemia, algo que se había negado a hacer hasta la fecha. Las autoridades siguen tomando medidas drásticas, y el mercado, que es un espejo de cómo se siente la sociedad, ya ha situado al Dow Jones en un mercado bajista, poniendo en riesgo el mayor mercado alcista de la historia de Wall Street.
Llegados a este punto, pocos se preguntan ya si no hemos sobrereaccionado… si no nos estaremos volviendo locos. Yo creo que no, y me gustaría aportar algunas razones que permitan justificar el pánico. El pánico que está llevando a los inversores a vender, a la gente a encerrarse en casa y a los supermercados a vaciarse. Estamos antes una crisis sanitaria sin precedentes, y el miedo es el peor amigo del ser humano. Porque no sabemos cómo acabará la pandemia, ni el impacto económico que terminará teniendo en realidad. Nos enfrentamos por primera vez en muchos años a algo desconocido. Y no digo que esté bien tener miedo, solo que entiendo que lo tengamos. Así de simple.
Mis razones:
1. No hay vacuna disponible
Es quizás uno de los temas que más asusta. El tener que luchar contra un virus sin armas, sin algo que permita terminar de raíz con el problema. Hoy en día no se dispone de vacuna, y podría llevar meses o años hacerse con una. Además, se ha hablado también de la posibilidad de que el virus mute, lo que complicaría todavía más la situación.
2. Hasta los gobiernos están asustados
Que los gobiernos tomen medidas como cerrar fronteras, cancelar eventos o festividades y obligar a jugar partidos de fútbol a puerta cerrada es algo que yo, que tengo ya algunos años, no había visto, lo que me lleva a pensar de forma realista: la cosa es grave, porque pesa más la salud de los ciudadanos que la evolución de la economía, uno de los pilares para el buen funcionamiento de cualquier país. Con una gripe común no se cierran colegios, no se paralizan elecciones, no se invita a la ciudadanía a no coger el transporte público.
Si toman estas medidas, sus motivos tienen, por lo que no me parece descabellado que el pánico se propague casi más rápido que la enfermedad.
3. Habrá muchas más muertes
Malas noticias para los que creían que la gripe común mata a más gente cada año: la propagación del coronavirus justo acaba de empezar y tardaremos algún tiempo todavía en conocer la tasa de mortalidad de este virus, del que se contabilizan nuevos casos todos los días. Las últimas cifras oficiales hablan de 1.110 afectados y 30 muertos en Estados Unidos; 2.182 casos diagnosticados y 49 muertes en España; 1.908 casos y 3 muertes en Alemania y unos 1.748 casos y 33 muertes en Francia (este último no está actualizado). Italia, el país más afectado de la zona euro, contabiliza ya 12.462 casos y 827 muertes.
En el caso de la gripe, aunque cerca de 1.000 millones de personas se contagian en todo el mundo, se contabiliza entre 291.000 y 646.000 muertes al año. La tasa de mortalidad es inferior, por tanto, al 1%.
4. Tenemos virus para rato
Estamos acostumbrados a considerar la gripe una enfermedad de invierno. Llega el frío, el viento, y nos ponemos enfermos. Como llevamos tiempo luchando contra ella, hemos desarrollado incluso nuestras propias defensas, así que gran parte lo hacemos con el propio cuerpo humano. Con el caso del coronavirus, es distinto, pues solo llevamos desde enero haciéndole frente. El problema es que no parece que vaya a terminar de inmediato.
Las autoridades sanitarias españolas afirmaron ayer que seríamos capaces de superar el brote en un plazo de dos meses, pero Fernando Simón, director del centro de coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, aseguró que podría extenderse hasta “cuatro o cinco meses”, así que no descartemos ponernos el bañador y seguir hablando del tema.
Vuelvo a repetir: el mercado es un reflejo del sentimiento reinante. Y la gente tiene miedo, mucho miedo. No les quito la razón. Tras analizar estos puntos, yo también he decidido trabajar desde casa y relacionarme lo menos posible con el mundo exterior. Como si fuera un inversor, me quedaré observando desde la barrera hasta que la tormenta haya pasado (¿del todo?).