La crisis del COVID ha tenido varias aristas y unos cuantos capítulos lo que la tornan en una muy heterogénea, de arbitrajes sectoriales muy agresivos y de dinámicas cambiantes a una velocidad sorprendente. Es probable que en las últimas semanas se haya iniciado un nuevo capítulo, uno dominado por el concepto de “brecha sanitaria” entendía como la desventaja relativa que enfrenta la mayoría de los países emergentes respecto a la formidable velocidad de vacunación que viene demostrando Estados Unidos.
Diferencia relativa en rendimientos acumulados desde inicio de 2021. El SPY (ETF que replica al S&P de Estados Unidos) tiene una performance acumulada en lo que va del año de 5.91%. China por ejemplo, representada por el FXI (ETF que replica acciones de China) exhibe una performance acumulada de 0.52%. Brasil, viene siendo de los países emergentes más castigados durante este año con una performance acumulada para el EWZ (ETF que replica acciones brasileñas) de -12.57%. Finalmente después de la crisis de Turquía durante la semana pasada, TUR (ETF que replica mercado accionario de Turquía) exhibe un retorno acumulado de -13.21%. Resulta muy evidente que los mercados de acciones de países emergentes vienen exhibiendo una marcada underperformance durante el 2021. Este patrón de comportamiento puede explicarse por dos factores que vienen ocurriendo desde inicios de año.
Primero, las tasas largas de Estados Unidos han subido muy agresivamente con la tasa de 30 años comenzando el año en 1.64% y llegando al último viernes a niveles de 2.36% después de haber tocado días atrás 2.47%. Cada vez que las tasas largas en Estados Unidos comienzan a subir, el país del norte se convierte en una aspiradora de dólares complicando la dinámica de los mercados de acciones en emergentes en dos frentes. Por un lado, el éxodo de capitales daña la inversión en activos del país emergente y eso deprime la demanda para papeles del país en cuestión. Por otro lado, la salida de capitales pone presión devaluatoria al tipo de cambio y al estar los ETFs denominados en moneda local pero valuados en dólares, la cotización se reciente por fuerzas cambiarias. De esta forma, los ETFs que hacen tracking de mercados emergentes en un escenario como el descripto sufren una clásica “doble Nelson” perdiendo por el lado del équity y también por el lado del tipo de cambio. Esta es una la realidad cambiaria que vienen sufriendo casi todas las monedas emergentes desde inicio de año. Por citar un ejemplo, el real brasileño se depreció 10.84% en lo que va de 2021.
Segundo, el manejo de la crisis tanto a nivel sanitario como en lo referente a la eficacia en la administración de vacunas pone al mundo emergente en una clara desventaja relativa frente a Estados Unidos. Mientras que el país del norte bate récords de vacunación diaria con chances de inmunizar a toda su población en cuestión de meses, el mundo emergente enfrenta múltiples restricciones que hacen imposible que tan solo se acerque a las cifras de inmunización que exhibe Estados Unidos. De esta forma, quizá se esté comenzando a dar un concepto del cual se habla poco por el momento: “brecha sanitaria” entendida como la sistemática underperformance de la economía real del mundo emergente frente a las economías del G10. Si este es el caso comienza a tener sentido el selloff relativo que el équity emergente viene haciendo respecto al S&P de Estados Unidos. Por ejemplo, la crisis que actualmente enfrenta Brasil convirtiéndose en uno de los epicentros más relevantes de la expansión del COVID en la actualidad refleja con absoluta contundencia la monumental diferencia de recursos que el mundo emergente tiene respecto países del G10 y esto aspecto obviamente merece ser priceado por los mercados globales de acciones.
En este entorno y a pesar de la fortaleza que exhibe el mercado mundial de commodities alimenticios, de energía y minería, la underperformance de los mercados de acciones emergentes podría agravarse incluso a la luz de este nuevo concepto que incipientemente parecería emerger: “la brecha sanitaria de emergentes”. Estar preponderantemente invertidos en acciones norteamericanas de calidad versus el resto del mundo parecería tener muchísimo sentido en esta coyuntura actual.