La crisis social y humanitaria de Venezuela tomó un nuevo giro hoy luego de que la agencia de calificación internacional S&P Global Rating declarara a Venezuela en suspensión de pagos (default) luego de que no realizara dos pagos de intereses sobre su deuda. La agencia señaló que el período de gracia de 30 días referente a un pago que debió realizarse en octubre venció sin que Venezuela realizara el desembolso. El impago de Venezuela puede agravar la crisis de escasez de alimentos y medicinas que ya de por sí vive el país.
El impago se produce luego de una reunión caótica ayer entre el gobierno venezolano y los tenedores de bonos destinada a buscar un plan para restructurar la deuda de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro sostiene que su incapacidad para pagar se debe a las sanciones estadounidenses, lo que impide a Venezuela buscar fuentes de financiamiento. Las sanciones se agravaron luego de que Maduro adoptara nuevas medidas que la comunidad internacional consideró antidemocráticas. El gobierno de Donald Trump prohibió la compra de bonos y acciones emitidas por Venezuela y la compañía petrolera estatal PDVSA, y restringió los acuerdos de negocios con individuos y empresas venezolanas. Cerca del 40% de las exportaciones petroleras de Venezuela van a Estados Unidos, e implican en torno a 10,000 millones de dólares. PDVSA contribuye a más de la mitad del PIB de Venezuela y sus ventas externas superan el 90% de las exportaciones totales del país.
La situación es delicada. Si Venezuela ha evitado a toda costa un “default” durante los últimos años ha sido por el riesgo de que, en caso de verse en esa tesitura, los acreedores tomen los activos del país fuera de sus fronteras, sobre todo sus activos petroleros. Es el caso de la refinería que PDVSA posee en Houston, Citgo Holding, cuyos recursos han sido utilizados como colateral para la emisión de algunos bonos, o de las cuentas por cobrar de la empresa petrolera.
Venezuela y PDVSA deben más de 60,000 millones de dólares (mdd) sólo a sus tenedores de bonos. Además de su deuda en bonos, el país debe dinero a China, a Rusia, a proveedores de servicios petroleros, y otros muchas entidades y organismos. En total, la deuda de Venezuela asciende a 196,000 mdd. Por el contrario, las reservas internacionales que el Banco Central de Venezuela posee en sus arcas apenas son de 9,600 mdd, insuficientes siquiera para cubrir los 18,000 mdd que Venezuela debe pagar antes de que acabe el año. Venezuela tiene las reservas petroleras más grandes del mundo.
Hoy, los bonos venezolanos se hacen pedazos: los de PDVSA con vencimiento en 2020 caen 5.6 centavos a 75.3 y la tasa de 10 años del bono soberano ofrece un rendimiento de 44.66%. Pero la gran pregunta y más inmediata es si la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), tras la declaración de “default” de S&P, activará el pago de los seguros contra el riesgo de impago, los CDS por su acrónimo en inglés. Hoy los CDS de PDVSA de 5 años se negocian a más de 15,000 pbs. También falta por ver c+omo reaccionan a la situación los dos aliados de Venezuela, esto es, China y Rusia, quienes han otorgado créditos a Venezuela a cambio de petróleo futuro.