Comparado con niveles de 2001, la cotización actual luce más competitiva. Pero pierde cuando se mide contra el “contado con liqui”.
Cierra el primer semestre, un período en el que pareciera que el dólar se mantuvo casi sin movimientos, pero no fue así: el tipo de cambio mayorista (que se usa en el comercio exterior) se movió un 17,2% desde inicios de enero, mientras que el oficial lo siguió de cerca a un 16%.
A su vez, la inflación durante el primer semestre acumuló entre un 13% y 14%, de acuerdo a lo estimado por analistas cuando aún falta conocer el dato del IPC de junio (a mayo el aumento registrado arrojó un 11,1%).
El tipo de cambio en el primer semestre no parece haber perdido valor. No obstante, hay un punto que señalan algunos economistas, que pone en duda si el dólar hoy está en equilibrio: pocos exportadores están dispuestos a liquidar a alrededor de $ 70 (en donde está el mayorista hoy) y, desde la vereda de enfrente, los importadores a ese valor están dispuestos a comprar más del exterior.
Federico Furiase, director de EcoGo, sostuvo que el oficial es aún 86% más alto o más competitivo que en diciembre de 2001. No obstante, al dólar contado con liqui (el que se utiliza para hacerse de la divisa norteamericana mediante operaciones bursátiles) estamos en los mismos niveles que en la salida de la crisis de la convertibilidad en los primeros meses de 2002.
“Es decir al dólar del contado con liqui Argentina está tan barata en dólares como en la salida de la convertibilidad”, señaló.
Si bien identificó que el tipo de cambio real multilateral se vino atrasando desde septiembre de 2019, como se partió en ese momento de un nivel relativamente alto, permitió sostener un superávit de la cuenta corriente externa como contrapartida de una contracción de importaciones más fuerte que la caída registrada de las exportaciones.
El economista Fernando Marull coincide en cómo está el dólar hoy frente a 2001, pero delimita que no está de acuerdo en que aún así sea competitivo. “La única manera de probarlo es sacar el cepo y analizar qué pasa. Los exportadores a $ 70 no quieren liquidar y los importadores a $ 70 se quieren comprar todo”, describió, lo que interpreta que “claramente, por oferta y demanda te está diciendo que no es de equilibrio”.
Una muestra de que ese tipo de cambio se ve “barato” por el mercado es la evolución de la demanda en las últimas semanas: los datos del Banco Central difundidos el viernes muestran que a lo largo de mayo (último dato disponible) 2,4 millones de personas compraron el cupo permitido de US$ 200 por persona por mes, cifra que equivale a un total de US$ 438 millones.
Esas 2,4 millones de personas en mayo implican el doble que las que lo hicieron en solo un mes antes, en abril, y a su vez es cinco veces mayor de las que compraron divisas en marzo.
Furiase señaló que si bien en la foto todavía el tipo de cambio real bilateral y multilateral tienen cierto colchón hay algunas cuestiones que inquietan.
“Una brecha cambiaria que desincentiva las exportaciones e incentiva las importaciones en un contexto de tasas reales negativas, un riesgo país en 2500 puntos básicos frente a la incertidumbre en torno a la negociación de la deuda, reservas netas escasas (de unos US$ 7.200 millones) y un desequilibrio frente a la emisión monetaria para financiar el agujero fiscal le ponen cierto riesgo a la dinámica del tipo de cambio real”, advirtió. Es por eso que sostiene que son clave dos cuestiones: que la renegociación de la deuda sea exitosa y un programa económico.
“Para evitar un nuevo overshooting (salto abrupto) del tipo de cambio real, las condiciones necesarias serán una negociación exitosa de la deuda y un programa de consistencia fiscal y monetaria para la post pandemia que ancle expectativas, baje el riesgo país y permita reactivar la demanda de dinero”, describió.