Como advertíamos en nuestro análisis tras la reunión del Banco Central Europeo (BCE) del pasado septiembre, Mario Draghi, está siendo extremadamente cuidadoso en su hoja de ruta sobre política monetaria.
Ante un ‘momentum’ de mayor debilidad de lo esperado en la economía de la Zona Euro, el presidente del BCE mantiene intacta la estrategia del organismo, la cual ya viene siendo criticada por los economistas desde hace meses.
Sorprendió la contundencia con la que Draghi aseguró ayer que los tipos de interés se mantendrían sin cambios al menos hasta después del verano de 2019, o incluso "el tiempo que sea necesario para cumplir con los objetivos de crecimiento de la Zona Euro y mantener la inflación por debajo, aunque cercana, al 2% en el medio plazo".
Ese “o el tiempo que sea necesario” me ha recordado al ya famoso “Whatever it takes” que caracterizó los discursos de Draghi desde 2012. “Haremos todo lo que sea necesario para sostener el euro”.
Pues bien, ya es voz populi que cada vez que el banquero italiano habla, el euro cae. Ayer perdía su valor y hoy sigue descendiendo, con el cambio en 1,13 dólares.
Todo esto, en un momento en el que el sector bancario europeo está viviendo uno de los peores años de su historia: en lo que va de ejercicio pierde más de 50.000 millones de capitalización (lo que supone una caída del 15%), con unos tipos de interés al 0,0% desde hace años que dificultan, y mucho, su actividad.
A esto se une que aquellos que tienen una alta exposición a deuda del BCE lo tendrán más complicado a partir de diciembre, cuando el organismo europeo retire el QE.
Al ‘Whatever it takes’ le siguen los tres mantras que ya caracterizan los discursos de Draghi desde hace meses: el exceso de proteccionismo, la vulnerabilidad de los mercados emergentes y la volatilidad de los mercados financieros. Sí, es cierto, estos tres factores pesan en la evolución de las bolsas y en las perspectivas de crecimiento global. Pero estos tres factores también son de riesgo para Estados Unidos, por ejemplo, y sin embargo ese país goza de unos robustos datos macroeconómicos que están llevando a la Fed a subir tipos sin titubear.
Todo parece indicar que el Sr. Draghi quiere terminar su mandato (el próximo octubre de 2019) tranquilo. Y con la que está cayendo, cada vez se hace más necesario un cambio en la hoja de ruta ultralaxa del BCE.
¿Asistiremos a un cambio de rumbo? Todo parece indicar que no.