En el entorno económico de crisis y alta volatilidad que nos toca vivir desde hace ya algunos años, y el cual amenaza con perdurar algunos otros más, la búsqueda de inversiones financieras alternativas a las inversiones clásicas es una constante.
Últimamente se habla mucho del arte como inversión, tanto en Europa como en Asia y también en América, y más concretamente del arte moderno y contemporáneo como inversión financiera. Hacia mediados de la década del 90 del siglo pasado, el porcentaje de los activos invertidos en arte de las grandes y medianas fortunas del mundo era de alrededor de un 5%.
Veinte años después, hoy en día, el arte como inversión atrae aproximadamente un 20% de los activos de los grandes inversores a nivel global. El arte moderno (1890 – 1950) representa un 55% y el arte contemporáneo (1950 – Actualidad) representa un 45% de este 20% del que hicimos mención.
Por ser una buena inversión, no es nada raro que en el mundo hoy se viva un boom por coleccionar arte, sólo en el año 2011 se realizaron transacciones en Subastas Publicas Internacionales por más de 60.000.- millones de dólares, los números de las ventas y operaciones privadas son imposibles de conocer en su totalidad.
El arte tiene una volatilidad muy baja frente a otros activos, además es anti inflación y el riesgo al invertir en arte es mucho menor frente a otras inversiones.
¿Cómo elegir?
Lo mejor es dejarse asesorar por un experto que conozca el mercado artístico y que sepa qué autores tienen más probabilidades de pasar a la posteridad.
Es necesario un experto conocedor de todos los detalles que conforman el valor de una pieza de arte ya que, en muchas ocasiones, no se trata de valorar solo la pieza en sí, sino todo lo que la envuelve: Quién es el autor, con quién se relacionó en su carrera, quién se ha interesado antes por él, dónde ha expuesto, cual es su mejor período de creación, etc.
Son muchas variables y el margen de error es grande.
Invertir en arte suele ser más estable que invertir en Bolsa y eso lo saben, también, las grandes empresas.
Dentro de una cartera personal de inversiones, el arte supone equilibrio y seguridad al margen de acontecimientos políticos y económicos que pueden sacudir a los mercados, a su vez, otorga prestigio y distinción al propietario.
De hecho, grandes colecciones de arte del mundo son propiedad y están en poder de los Bancos y Fondos de Inversión.
Tal es el caso de JP Morgan (NYSE:JPM) y el Deutsche Bank (DE:DBKGn) por poner dos ejemplos de real envergadura.
Como dijo Andy Warhol hace más de 50 años: “La mejor obra de arte es un buen negocio”.
La jugada perfecta se hace cuando, junto al objetivo inversor de la compra de obras de arte, la contemplación de las obras supone un disfrute personal.