En su último reporte sobre las perspectivas económicas mundiales, el Banco Mundial (BM) advirtió que la pandemia del coronavirus y las recesiones resultantes dejarán “cicatrices duraderas” para las economías emergentes en los próximos años.
Según la organización multinacional especializada en finanzas y asistencia, los países en desarrollo pueden llegar a sufrir una caída del 8% en el nivel de producción en un período de cinco años. En el caso de las naciones exportadoras de petróleo, el desplome podría llegar al 11%.
Antes de la crisis sanitaria, la entidad dirigida por David Malpass ya expresaba su preocupación por las economías emergentes debido a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos. Con la propagación del coronavirus a nivel global, los funcionarios del BM volvieron a remarcar que los problemas de solvencia pueden complicar a estos mercados.
“Las bajas tasas de interés en la última década contribuyeron a un aumento récord de la deuda soberana y corporativa en los mercados emergentes, limitando la capacidad de las autoridades para responder a la crisis y evitar el cierre de negocios, la pérdida de empleos y el deterioro del capital humano”, explicó la vicepresidenta de crecimiento equitativo, finanzas e instituciones del BM, Ceyla Pazarbasioglu.
“Lo que realmente se necesita ahora son medidas urgentes para limitar daños y perjuicios, pero también mantenerse al margen de políticas que pueden llevar a esta crisis de salud, que se ha convertido en una crisis económica, a una crisis financiera”, dijo la economista turca y luego agregó: “Si las políticas están totalmente orientadas a respaldar intereses creados o compañías zombis, se pueden generar problemas de liquidez que se convierten en problemas de solvencia”.
Desde que comenzó el 2020, los países emergentes están teniendo graves problemas financieros y económicos. El desempeño de las monedas de las economías en desarrollo ha sido contundentemente negativo en lo que va del año.
Divisas como la de Brasil (50%), Argentina (55%), Turquía (24%), México (37%), Rusia (36%) y Sudáfrica (39%), por ejemplo, han sufrido impactantes devaluaciones contra el dólar estadounidense.