La desbocada depreciación, la crisis del petróleo y el avance de Trump en las encuestas son las razones por las que el peso mexicano cruzó el umbral histórico de las 20 unidades por dólar. La caída de la moneda, que ocurrió la semana pasada, tiene a México en un zona incierta, en la cual nadie sabe con exactitud cuál será el límite y si todo se traducirá en una crisis económica.
Durante los últimos meses, si se compara las monedas de las 24 economías emergentes del mundo, la mexicana es la que más perdió. Y de las diez divisas más negociadas en el planeta, la mexicana fue también la que más perdió durante el último trimestre con un 5%, y con un 14% de pérdida durante todo el año. Además, en lo que va del 2016, el peso se ha depreciado más de un 20% frente al dólar.
No obstante, una eventual crisis parece, por el momento, lejana. México es una de las economías más fuertes y dinámicas del hemisferio, con una tasa de crecimiento superior al 2% anual. Su inflación está varada por debajo del 3%. Las remesas provenientes de EEUU aumentaron un 7,5% y, gracias a las caída del peso, superan los $15.000 millones de dólares entre enero y julio. Además, el sector exportador, volcado en un 80% a EEUU, se ha beneficiado con la subida de dólar.
Sin embargo, a pesar de estas cifras positivas, la desconfianza persiste. El peso, con 135.000 millones de pesos cambiando de mano diariamente, es la octava moneda más líquida del planeta. Por esta razón, es muy sensible a los temblores y sufre con su depreciación. Y con la posibilidad de que la Reserva Federal aumente sus tasas de interés, la desconfianza crece aún más, ya que esto amenaza con disparar la volatilidad financiera y generar una masiva fuga de capitales hacia EEUU.
También está el tema del petróleo, la principal fuente de ingresos del estado, que con sus precios bajos, sin expectativas de crecimiento, afecta las arcas públicas mexicanas. Todo esto obliga al gobierno hacer recortes y limitar su crecimiento.
Por otro lado, está el factor Trump: cada vez que aumentan las posibilidades de que el candidato republicano pueda ser presidente de EEUU (o sea, que suba en las encuestas), el peso mexicano se resiente frente al dólar. Esto debido a las medidas que un Trump tomaría si fuera presidente, como renegociar el tratado de libre comercio con México o construir el polémico muro.
Por último, está el aumento en la deuda pública que ha aumentado 13% durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y que ya supera el 50% del PIB. Esto no ha hecho más que dañar la credibilidad de México, lo que, en un país con 46% de pobreza, podría traducirse en falta de desconfianza y en una menor inversión.