Para los mercados financieros, las primeras sesiones del 2016 han estado marcadas por pérdidas en los mercados de capitales de China, así como lo fue en algunas semanas del verano de 2015. En concreto, la publicación de datos económicos débiles continúa preocupando a los participantes del mercado, propiciando episodios de aversión al riesgo. La desaceleración económica de China que se considera estaba controlada, parece convertirse en una crisis que afecta al mercado de capitales y que podría tener más repercusiones sobre su sistema financiero en los próximos meses.
El lunes 24 de agosto de 2015 los mercados de capitales de China sufrieron grandes pérdidas. El índice de Shanghái (SSE Composite) se desplomó 8.49%, luego de que la preocupación sobre el lento crecimiento de la segunda potencia mundial contagiara a los participantes del mercado al conocerse datos económicos débiles. Cabe recordar que dicha economía se ve afectada por un cambio en su modelo económico. Pasar de una economía basada en la manufactura a una enfocada en servicios, le está costando y está perjudicando a la economía internacional. No obstante, las estimaciones de un menor crecimiento económico preocupan a países dependientes de China, por ejemplo, Brasil quien es su principal socio comercial en materias primas. Solamente en 2014, las exportaciones de Brasil hacia China representaron el 18% de sus ingresos. Recientemente, el Banco Mundial redujo las estimaciones de crecimiento económico de Brasil para 2016 a -2.5% desde 1.1% estimado en junio de 2015, lo anterior afectado por el menor dinamismo en el comercio exterior con China.
El Gobierno de Pekín ha actuado en innumerables ocasiones. Algunas medidas implementadas han sido para frenar el contagio de nerviosismo al mercado internacional y otras para alentar al crecimiento económico. En verano de 2015 (11 agosto), el Banco Central Chino decidió devaluar su moneda yuan cerca del 2% con el fin de apuntalar las exportaciones, un sector fuertemente afectado por el cambio de modelo y también con la intención de que la moneda fuera incluida en la canasta de divisas del Fondo Monetario Internacional, decisión que finalmente se logró en noviembre del año pasado. El gobierno mantiene un fuerte control sobre la fluctuación de su moneda para evitar que las salidas de capitales eleven el riesgo financiero en la economía.
Otra intervención de las autoridades chinas fue el martes 25 de agosto, un día después de la caída diaria más fuerte registrada en la Bolsa China. El Banco Central anunció un recorte en su tasa de referencia. Pekín recortó en 0.25% los tipos de interés para préstamos por quinta vez en un año hasta dejarlos en 4.60%. Al mismo tiempo, se recortó el encaje bancario en 50 puntos base a 18% para la mayoría de bancos grandes.
Por su parte, la Comisión de Regulación de los mercados financieros actuó por instrucciones del Gobierno al pedirle a 21 brokers y casas de bolsa que intervinieran en el mercado y contribuyeran con cerca de 150 billones de yuanes para rescatar las caídas del mercado. También, el regulador prohibió a los grandes accionistas con participación del 5% o más del capital de la empresa, vender las acciones al menos durante los seis meses siguientes de su implementación.
Durante 2015, el índice de Shanghái alcanzó una ganancia máxima de 59.72% el 12 de junio. A partir de ese punto, el índice eliminó sus ganancias y registró una pérdida en el año de 9.50% el 26 de agosto, siendo este su peor punto durante 2015. Esto fue seguido de una corrección parcial para registrar una ganancia al cierre del año de 9.41%.
Sin embargo, el comienzo del 2016 se ha tornado adverso y preocupante. La jornada del lunes 4 de enero el índice de Shanghái cayó 6.86% y el mercado cerró una hora y 32 minutos antes de su cierre habitual debido a las nuevas normas que establecen la medida de que si un índice de las bolsas de valores alcanza pérdidas superiores al 7% el mercado se cierra. En este caso el índice CSI 300, que recoge el rendimiento combinado de 300 empresas que cotizan en las dos bolsas chinas (Shanghái y Shenzhen), llegó a registrar un descenso de 7%.
Posteriormente, el jueves 7 de enero la cotización de las bolsas chinas volvió a ser suspendida poco después de la apertura, por pérdidas de más del 7% tras el anuncio oficial de la depreciación del yuan, la más importante desde agosto.
Los episodios de volatilidad durante la primera semana del año en los mercados chinos, coinciden con la constante preocupación entre los participantes del mercado y autoridades de organismos internacionales sobre el freno del crecimiento de la segunda economía mundial, así como el debilitamiento de su moneda, el yuan.