El oro tuvo una corrección (baja) considerable entre finales de septiembre y principios de octubre, para después recuperarse y cotizar alrededor de 1,490 dólares la onza. Este bache no ensombrece la trayectoria ascendente del rey de los metales en lo que va de 2019 y tiene fundamentos sólidos para seguir subiendo los próximos dos años.
Unas de estas razones son, como lo hemos comentado en varias ocasiones, los riesgos económicos, financieros y geopolíticos que están en el tablero mundial, y muchos inversionistas recurren al oro y al dólar en efectivo para cubrirse ante las crecientes amenazas. Hacen bien.
Sin embargo, hay otro factor que puede impulsar más al metal áureo: su “escasez” relativa, agravada por un suministro insuficiente de las compañías mineras ante la demanda que seguirá en aumento.
Nuestro amigo Simon Black, de Sovereign Man, nos muestra en un artículo las señales de un menor suministro del oro proveniente de minas.
En los últimos seis años, la vida útil restante de la mina promedio ha caído más del 30% en todo el mundo y el volumen total de adquisiciones en el sector ha bajado un 67.5% respecto al año pasado.
“Esto muestra que simplemente no ha habido suficientes descubrimientos nuevos para reemplazar la producción existente. Y un informe reciente de S&P pronostica una disminución en la producción minera de oro en los próximos dos años”, agrega el famoso inversionista.
Entonces, hay que agregar a la lista de fundamentos alcisats del oro, que la producción mundial del rey de los metales podría estar disminuyendo en un momento en el que diversos actores están demandando este activo de manera creciente, desde inversionistas hasta bancos centrales. Esto, evidentemente, impactará en los precios en el futuro.
Y es que no olvidemos que, quien tiene el oro, pone las reglas.
China es el mayor comprador mundial de oro y plata, la cual adquiere de forma casi silenciosa e informa esporádicamente cuántas toneladas tiene. No hay duda de que el dragón asiático se está preparando para ser la próxima nación dominante en el mundo en este siglo (siempre y cuando no cometa errores graves en el camino).
Si aún se duda de ello, basta revisar la historia y el caso del imperio español. Después de financiar la costosa empresa de Cristóbal Colón en 1492, la corona mandó más expediciones a América, después vino la Colonización y la extracción de los metales preciosos, que se enviaron al reino. Entonces España se volvió una gran potencia en Europa.
Desde entonces muchas cosas han cambiado. Para empezar, nuestro dinero ya no está respaldado por el oro, sino por un esquema fraudulento que crea dinero “de la nada” (en realidad, de la deuda) de manera ilimitada.
“Hace solo unos días, la Reserva Federal anunció planes para imprimir 60,000 millones de dólares por mes y prestarlo al gobierno de los Estados Unidos. ¿Qué valor puede tener realmente el dinero cuando puede ser creado de la nada y prestado, prácticamente gratis, al gobierno federal?”, cuestiona Black.
Ahora. Cabe aclarar que dijimos que la “escasez” relativa del oro se verá agravada por un menor suministro de las minas en el futuro. Decimos “escasez”, porque el metal precioso es en realidad, y por mucho, la materia prima más abundante de todas. Esto queda demostrado con la llamada “ratio del oro”, que no es otra cosa que la razón creciente entre inventarios/producción.
No se confunda. Lo que esto significa es que cada año hay MÁS ORO sobre la faz de la Tierra, no menos, por lo que no puede hablarse nunca de una escasez real. El oro es muy abundante en realidad… al precio correcto. ¿Por qué es abundante? Porque a diferencia del petróleo, el trigo, el maíz, el hierro o el cobre -materias primas muy importantes también que se consumen sin cesar-, el oro no se consume ni se agota. Si mañana dejara de producirse una sola onza de oro, habría más que suficiente para todos, reitero, al precio correcto.
Cada onza que se extrae de las minas pasa a acumularse como joya, moneda, barra o lingote, y gracias a sus propiedades, es inmutable, una materia prima para siempre.
Temores de recesión, nerviosismo, incertidumbre, la deuda mundial creciente, etc., son factores que sientan las bases para una estampida hacia la seguridad del oro, que es dinero, valor, capital y patrimonio contante y sonante para quien lo tiene en físico.
Es esa estampida hacia la seguridad la que propiciará un aumento exponencial de su precio en momentos críticos y lo que volverá al oro “escaso”.
La recomendación como sabe es primero tenerlo en físico, como moneda o lingote (en caso de grandes capitales), pero las formas alternas de oro “de papel” son también una opción secundaria que no hay que descuidar. Una vez que se tiene “suficiente” (cantidad relativa y variable para cada inversor), puede optarse por ETFs, índices de acciones mineras, acciones de mineras seleccionadas y nuevas opciones de inversión como los “arrendamientos” de oro.