Asia ha estado bajo los reflectores mediáticos en el año 2020 y más en el contexto del COVID-19 que este año seguirá, por razones obvias, en el centro de la preocupación mundial. Pero hay otros asuntos importantes.
Además del factor Taiwán en la posible inestabilidad en la región, este 2021 el mundo centrará su atención en lo que ahí acontezca en otros ámbitos.
La política exterior de Joe Biden, que asumirá la Presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, será fundamental. La postura hacia China y la posible transformación de la política comercial serán sin duda, dos preocupaciones de la nueva administración. Asimismo, hay un factor olvidado a veces: la estructura de los esquemas (acuerdos) de seguridad que datan del fin de la Segunda Guerra Mundial y que, de una manera u otra, atan a países estratégicos como Australia, Corea del Sur, Japón y Filipinas a las políticas de Washington.
Otro aspecto de importancia será la relación que guarde la administración de Biden con India, que probablemente no dejará pasar la oportunidad de acercarse más a Estados Unidos, luego de los choques armados del año pasado con China, por la disputa de límites fronterizos en la región de Cachemira. La reconfiguración de alianzas geoestratégicas es un hecho.
El escalamiento de guerras o discrepancias comerciales será otro factor considerable, muy a pesar de que exista la noción de un nuevo orden económico internacional. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés) no solucionará por arte de magia las disputas que van más allá del aspecto comercial.
El uso de la diplomacia económica será una herramienta, como en el caso de China y Australia: pese a la existencia de un Tratado de Libre Comercio desde 2015, debido a diferencias políticas como el origen del COVID-19 y la guerra tecnológica (veto de las empresas Huawei y ZTE (HK:0763) en Australia), ambas naciones han impuesto aranceles extraordinarios a varios productos, con graves consecuencias para las dos economías.
Australia, quien mantiene una relación comercial de primer orden con China, ha experimentado problemas en colocar los excedentes de carne y carbón que solía vender ahí. China tuvo que realizar varios apagones en diciembre pasado en distintas regiones industriales, por la falta del carbón necesario para sus plantas generadoras de electricidad. El país asiático posee minas de carbón, pero de poder calorífico y pureza inferiores al australiano, una de cuyas principales empresas, Río Tinto, monopoliza el comercio mundial del mismo.
Así, además del factor sanitario, político, militar, el aspecto económico podría desmantelar esfuerzos de acercamiento y cooperación en la región. Igualmente, el cambio de la estrategia comercial de Estados Unidos en la región modificaría el rumbo de las tendencias económicas (libre comercio) que promueve China.
Lo cierto es que la región de Asia Pacífico es dinámica y este 2021 no será la excepción.
*Doctor en Relaciones Internacionales. Profesor Investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México.
*La presente colaboración se publicó previamente en El Heraldo