Una de nuestras premisas para el 2015 fue que la divergencia entre las políticas monetarias de la Reserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo debilitaría al euro. Hoy, a medida en que el año se acerca a su fin, la divisa común se negocia en los US$1,06, cuando en enero estaba por encima de los US$1,20.
A inicios de año el anuncio de un programa de compra de bonos por hasta 60.000 millones de euros mensuales (US$63.600 millones) y la expectativa de una subida de tasas por parte de la FED aceleró la caída de la moneda.
Ante la perspectiva de que las tasas en Europa iban a estar bajas por más tiempo, muchos inversionistas se endeudaron en euros y adquirieron activos financieros en dólares, los cuales ofrecían mejores tasas. No obstante, la trayectoria se vio interrumpida en agosto cuando China devaluó sorpresivamente su moneda, asustando a los mercados y haciendo que muchos reversaran sus operaciones de inicios de año, lo que incrementó la demanda por euros, impulsándolo al a los US$1,15.
Pero, una vez que se aclararon los nublados sobre los mercados, la moneda continuó su camino a la baja, ayudada por una expectativa de que las dos entidades verdaderamente divergirán en sus caminos durante diciembre.
Pero, ¿qué se está descontado dentro de la valoración de este precio y hasta donde podría llegar?
Analizando los movimientos de la moneda en las últimas semanas, suponemos que el valor actual incluye una subida de 25 puntos base en la tasa de referencia de Estados Unidos, una reducción de 10 puntos base (a -0,30%) en la tasas que se le cobra a los bancos europeos por mantener las reservas, así como una extensión del programa de compras más allá de setiembre de 2016.
De esta forma, es poco probable ver un movimiento hacia la paridad si estos eventos se hacen una realidad (lo que sería una depreciación del 6%), por lo que no veríamos al euro y al dólar estadounidense valiendo lo mismo quizás hasta 2016.
¿Pero que lo haría bajar más?
Mario Dragui, el poderoso banquero central europeo, ha señalado en reuniones recientes que la entidad hará “lo que deba” para que la inflación llegue “lo más rápido posible” a la meta del 2%.
Un anuncio que pesaría sobre la moneda, y que lo haría caer a la paridad, sería un paquete más agresivo que ofrezca algo por encima a lo esperado por el mercado; quizás un aumento en las compras mensuales a los 100.000 millones de euros, la eliminación de la fecha de finalización del programa, y hacerlo similar al tercer programa de este tipo en Estados Unidos, así como un corte mayor en la tasa de depósitos.
En virtud de lo anterior el mercado estará a la espera este 03 de diciembre para determinar qué significa para Dragui hacer “lo que se debe”.