2021 prometía ser el año de la vuelta a la normalidad y terminó siendo más complejo de lo previsto y tuvo un protagonista inesperado, una inflación en máximos de varias décadas, alentada por un rebote económico, el alza de materias primas energéticas y por los cuellos de botella en los suministros de las cadenas globales de valor. La pandemia continúa además muy presente, tanto que el aumento disparado de los contagios en esta recta final de 2021 ha traído de nuevo la posibilidad del establecimiento de restricciones a la movilidad y confinamientos, hasta el punto de suponer una amenaza para la recuperación en el corto plazo.
Con ello, 2022 será de nueva cuenta un año para continuar con la recuperación económica, pero una vez más, cargado de incertidumbres. La más urgente, el alcance de la nueva ola del coronavirus y su impacto económico. Y la más inquietante, la evolución de los precios, en un momento en que los bancos centrales han comenzado a disminuir los múltiples estímulos monetarios lanzados en 2020 a inicios de la pandemia.
En este sentido, el peso mexicano después de un cierre en 2021 menos presionado de lo anticipado, concluyendo alrededor de $20.50 spot, esperamos que el 2022 sea un año de depreciación y que finalice alrededor de $21.80 spot. Los seis principales elementos que explicarán la tendencia de la moneda mexicana durante este año son:
1. Inflación. La inflación en términos anuales se ha extendido por todo el mundo, a máximos de varias décadas, alcanzando 6.8% en Estados Unidos, 4.9% en la Eurozona, 5.2% en Alemania y cerca de 7.50% en México. La causa de la subida de los precios tiene mucho que ver con el Covid-19 y el problema de cuellos de botella de la producción con una oferta incapaz de satisfacer la creciente demanda generada con la reactivación y rebote económico. A ello, se ha sumado el encarecimiento de la energía (petróleo, gas natural, carbón) y toda su repercusión en la producción. Aunque es probable que en la mayoría de los países ya se alcanzó un pico en los niveles de inflación a tasa anual, este será el gran tema de preocupación para los operadores, por las implicaciones para el crecimiento económico y las futuras decisiones de política monetaria de los bancos centrales.
2. Pandemia Covid-19. La atención se enfoca en el alcance de la nueva ola del coronavirus provocada por ómicron. El virus ya ha demostrado su capacidad de sorpresa con la aparición de nuevas y peligrosas variantes. Proliferan los informes en los que se habla del fin de la crisis a medida que se extiende la variante ómicron, menos grave que la delta, y la pandemia se convierte en endemia. Esto es lo que se ha traducido en una relativa calma en los mercados financieros, sin traducirse en fuertes episodios de aversión global al riesgo. Sin embargo, si la situación se complica, esta percepción puede cambiar y traducirse en pérdida de valor en los activos riesgosos, como el peso mexicano.
3. Política monetaria. El pasado mes diciembre hubo algo de esclarecimiento sobre los pasos de política monetaria de los principales bancos centrales de economías desarrolladas que tomarán este 2022 para contener la inflación que se ubica por arriba de sus objetivos. En el caso específico de la FED, esta prevé hasta tres subidas de tasas de interés para 2022, tras acelerar el ritmo del tapering para concluir su programa de compra mensual de bonos en marzo. Con relación a Banxico, es probable que la autoridad mantenga la estrategia de seguir con las alzas de tasas y para este 2022 podrían acumular 100 puntos base adicionales. El pulso de los bancos centrales a la hora de tomar medidas como la retirada de estímulos será determinante para lo que acontezca en los mercados financieros durante 2022.
4. Recuperación económica global. La recuperación económica mundial continuará, pese al resurgimiento de la pandemia, aunque a ritmos desiguales entre sectores y regiones. Se proyecta que la economía mundial crezca 5.9% en 2021 y 4.9% en 2022. La veloz propagación de la variante ómicron y el peligro de nuevas variantes multiplican las dudas sobre la celeridad con la que se podrá superar la pandemia. Se ha complicado la selección de políticas adecuadas y el margen de maniobra es limitado. Las cifras económicas de diciembre y enero permitirán hacer una evaluación del impacto que comienza a tener la nueva variante de coronavirus.
5. Temas geopolíticos. Las tensiones geopolíticas que impulsan el costo de materias primas energéticas, como el conflicto entre Rusia y Ucrania; Taiwán con las implicaciones que tiene en la relación bilateral entre EUA y China; el acuerdo nuclear con Irán y; las elecciones intermedias en EUA.
6. Temas internos de México. Aunque en menor medida, la cotización cambiaria sufriría ajustes por algunos asuntos internos que implican cierto riesgo, como lo son la propuesta de reforma eléctrica, las dudas sobre la Junta de Gobierno de Banxico, la fragilidad de las finanzas públicas, mayores problemas financieros en Pemex, pronunciamientos de las agencias calificadoras sobre la deuda soberana y de Pemex, y la dificultad de consolidar un rebote económico.
Comentario final
Los operadores tendrán que asimilar una paulatina desaceleración global de los estímulos monetarios, crediticios y fiscales, en medio de una posible reducción de las presiones inflacionarias mundiales y con la incertidumbre de cuándo se podría poner fin a la pandemia de Covid-19. Este es un cóctel perfecto de volatilidad para el mercado cambiario mexicano. El rango de fluctuación para todo el 2022 podría ser $20.0 - $22.60 spot, con un promedio anual de $21.20.