Por primera vez desde que en marzo de 2022 la Fed pusiera fin a la tasa de interés en prácticamente 0% y después de haberla incrementado en 500 puntos base durante diez reuniones consecutivas, el mayor endurecimiento desde principios de 1980, el banco central estadounidense consideró que existen las condiciones adecuadas para hacer una pausa.
No obstante, esto no significa que el ajuste monetario haya concluido. Con una inflación en el 4%, por encima del objetivo del 2%, la autoridad considera que sigue existiendo margen para elevar el precio del dinero.
De hecho, las nuevas previsiones del comité de política monetaria muestran que una mayoría significativa (12 de 18 participantes) ve al menos 50 pb adicionales de endurecimiento este año.
Hasta cierto punto puede sonar contradictoria esta decisión unánime de la Fed. Si persiste el riesgo de inflación alta, con un mercado laboral todavía sólido, no habría muchas razones para pensar en una pausa, aunque esta se maneje que sería efímera, sobre todo sí estas mismas razones son las que evidencian la necesidad de mayores alzas en los siguientes meses.
La justificación de la pausa se da porque la política monetaria funciona con rezagos, así la Fed tendría tiempo para a juzgar si el ciclo de endurecimiento más rápido de los últimos 40 años es lo suficientemente restrictivo como para frenar la demanda agregada y contener la inflación.
Ralentizar el ritmo de endurecimiento mientras los mercados siguen esperando más subidas puede ayudar a mantener unas condiciones financieras adecuadamente restrictivas y, al mismo tiempo, dar más tiempo a que los efectos rezagos de las subidas anteriores se reflejen en las cifras económicas.
En ese sentido la Fed envía un mensaje de que no tiene urgencia en volver a subir la tasa. Si fuera el caso, lo hubiera hecho desde la semana pasada.
En el escenario base actual, la inflación se ubicará, en términos anuales, cerca del 3.0% en diciembre de 2023, por lo que habría menores incentivos a realizar el alza. La siguiente reunión es el 26 de julio.
Para esa fecha ya se contará con el dato de inflación de junio (12 de julio), donde nuestra expectativa es que pueda ubicarse alrededor de 3.50% (la subyacente en 4.9%). Con estas cifras el mercado especularía que no habría necesidad de volver a subir la tasa.
Además, existe todavía una fuerte posibilidad de que la economía estadounidense se desacelere un poco más en esta segunda mitad del año, que probablemente induciría a la Fed a mantener o regresar a la pausa relativamente rápido y evitar así que aumente el riesgo de una desaceleración más brusca.
Será relevante esta alineación entre lo que la Fed espera y el mercado termine pronosticando. Por lo pronto, las apuestas en el mercado de futuros le dan 67% de probabilidad a un incremento de 25pbs en la reunión de julio, pero a partir de ese mes quedaría sin cambios en lo que resta del año.
Esto es, el mercado todavía no compra la idea de la Fed de dos incrementos adicionales a lo largo del 2023. Esto será relevante para futuros posibles reacomodos de portafolios, dependiendo de hacia qué lado termine alineándose el escenario.
Reunión de Banxico
Este jueves 22 de junio, Banxico sostendrá su reunión de política monetaria. Dada las recientes decisiones de la Fed y el comportamiento de los precios en México, es muy probable que mantenga sin cambios su tasa de fondeo en 11.25%.
La reacción del peso mexicano a esta decisión sería limitada, pero ligeramente negativa, porque a diferencia de la Fed, la autoridad mexicana estaría más inclinada a dejar sin ajustes su tasa por lo que resta del año.