La última decisión de política monetaria de la Fed ha generado algo de volatilidad financiera, incrementó la incertidumbre sobre el impacto de las altas tasas de interés en la economía real, lo que se tradujo en un reacomodo de portafolios de inversión, aumentando las rentabilidades de los bonos y la búsqueda de dólares.
Solo bastó consolidar el mensaje de que podría haber un incremento adicional en la tasa de interés si las condiciones lo ameritan y que el costo del dinero se mantendría en niveles máximos por un tiempo mayor a lo estimado originalmente.
En este sentido, las primeras pruebas que podrían consolidar y/o modificar las apuestas entre operadores sobre la factibilidad de estas posibles líneas de acción de la Fed surgirían esta semana con algunos indicadores relevantes, como lo es el informe de empleo de EUA correspondiente al mes de septiembre.
Lo que a la autoridad monetaria estadounidense le gustaría es que hubiera señales contundentes de moderación, ya sea en la parte de generación mensual de trabajos o en el ritmo de crecimiento de los salarios.
En un escenario en el que el proceso des inflacionario se ha mantenido, con bajas en la tasa anual de forma continua, lo que menos quiere la Fed es que este proceso se contamine con expectativas de probables presiones inflacionarias vía salarios.
A pesar de que el mercado laboral estadounidense sigue ofreciendo muestras de solidez y encadena 32 meses consecutivos generando empleo, los últimos datos confirman cierto debilitamiento del ritmo de creación de nuevos puestos, al situarse muy por debajo de la media de 260 mil nuevos empleos creados de los doce meses anteriores. La expectativa para este mes es alrededor de 170 mil, ligeramente por debajo de los 187 mil del mes previo. A tasa anual, los salarios crecerían a 4.3%, nivel similar al dato de agosto.
De confirmarse este escenario, es probable que aumenten las voces y apuestas de que ya no habría mayores incrementos de tasas de interés por parte de la Fed, lo que ayudaría a la mayoría de los activos considerados riesgosos a recortar pérdidas.
Las ganancias serían limitadas porque no cambia la otra llave del próximo actuar del banco central estadounidense, la que tiene que ver con el dejarla en niveles máximos por un tiempo prolongado. En el caso del peso mexicano, este podría apreciarse cerca de 20 centavos.
Por el contrario, una generación de trabajos superior al pronóstico o un crecimiento de salarios arriba de lo anticipado podría intensificar la reciente oleada de ventas de bonos, aumentando los rendimientos de la deuda gubernamental y generando mayores pérdidas en activos como bolsas de valores y monedas, particularmente la mexicana.
Para el caso específico del peso mexicano, este podría depreciarse alrededor de 30 centavos.