El último informe de la inflación de Australia llegó en la zona débil, pero todavía fue mejor de lo previsto por los economistas. El IPC principal 1.0% interanual, o 0.4% intertrimestral en el trimestre de junio, coincidiendo más o menos con el pronóstico promedio. En el lado positivo, la medida de inflación preferida por el RBA – la media recortada, que excluye los mayores crecimientos y disminuye entre los componentes del IPC – sorprendió fuertemente al alza por el aumento del 0.5% intertrimestral (0.4 % esperado y el 0.2 % en el 1T) o 1.7% interanual (1.5 % esperado y 1.7 % en el 1T), confundiendo el tema de la próxima decisión de tasas del RBA del 2 de agosto.
De hecho, a pesar de que el informe de la inflación está lejos de ser el fomento de Australia con respecto a las perspectivas de inflación, se levanta parcialmente la carga de los hombros del RBA, dando un mayor margen a Stevens para retrasar un potencial recorte de las tasas de interés el próximo martes.
Desde nuestro punto de vista, este informe no cambia mucho en el pensamiento del banco central dado que la tendencia general de la inflación es negativa; y el último repunte sugiere, en el mejor de los casos, una estabilización y no una reversión. Por consiguiente, seguimos anticipando que el RBA recortará el objetivo de la tasa de efectivo para tratar de reducir la inflación núcleo dentro de la banda objetivo del 2 % al 3 %. En consecuencia, el dólar australiano todavía tiene potencial bajista y debe reanudar su devaluación hacia el nivel de $ 0.73 como primer paso.
El activo regresa a la parte inferior del canal ascendente, teniendo como soporte los 0.7450. De momento se encuentra en rango ante la espera de los tipos por parte de la FED. Especulación alcista en caso de que se mantengan los tipos, como resistencia se encuentra los 0.7605.