La Reserva Federal de Estados Unidos está dando un nuevo significado a la expresión "liderar desde atrás", dando la oportunidad a los bancos centrales de todo el mundo de recortar sus tipos de interés de referencia tras revertir por primera vez su propia política de subida de los tipos.
Más de 30 bancos centrales han recortado sus tipos en lo que va de año, y todo apunta a que la Fed les dará aún más margen al recortar la tasa de los fondos federales al menos en 0,25 puntos porcentuales esta semana, hasta un rango de 1,75-2,00. Es el ciclo de relajación monetaria más concertado desde la crisis financiera de hace una década.
El recorte previsto de la Fed sigue a la acción del Banco Central Europeo de la semana pasada de relajar la política monetaria, a pesar de tener un margen limitado para hacerlo. El BCE recortó su tasa de depósito bancario en 10 puntos básicos, hundiéndolos en territorio negativo, hasta el -0,5. También anunció el relanzamiento de su programa de compra de activos a partir de noviembre, por valor de 20.000 millones de euros al mes.
Los bancos centrales de Australia, Japón, Reino Unido, Noruega y Suiza también celebrarán sus reuniones de política monetaria esta semana y es probable que algunos de ellos recorten los tipos. Australia ya ha recortado sus tipos hasta el 1%, mínimos históricos, pero es probable que vuelva a recortarlos esta semana. Turquía es un caso especial, pero su banco central redujo su tasa de referencia en 325 puntos básicos el viernes hasta un 16,5%, tras el recorte de 425 puntos básicos en julio.
Los bancos centrales tratan de estimular sus economías en desaceleración mediante la relajación monetaria, pero también siguen sometidos a una gran presión para que recorten los tipos y sigan siendo competitivos en lo que equivale a una guerra monetaria. Suiza, por ejemplo, que ya está en territorio negativo, ha visto cómo el franco se eleva hasta máximos de dos años frente el euro a pesar de la intervención del Banco Nacional Suizo.
La Fed está menos interesada en las depreciaciones de la competencia que en encontrar el equilibrio adecuado para la economía estadounidense. La opinión está fuertemente dividida dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) sobre si son necesarios nuevos recortes en este momento, dado que el crecimiento continúa, el desempleo es bajo y la inflación se está acercando a su objetivo fijado en el 2%.
Pero el presidente de la Fed, Jerome Powell, y sus colegas del Consejo de Gobernadores parecen decididos a implementar un recorte más allá del "seguro", asegurándose de que la política monetaria sea lo suficientemente boyante como para mantener bien en marcha la economía y no entrar en recesión.
En parte, es como si estuviera reconociendo que interpretó mal las cosas con sus cuatro subidas de un cuarto de punto del año pasado. Si había una ventana para el ajuste monetario, se cerró muy rápidamente.
El Reino Unido y Noruega, por ejemplo, preferirían subir los tipos que bajarlos, dadas sus propias situaciones de inflación y crecimiento. El Banco de Inglaterra se mantendrá al margen porque tiene que tener todas sus herramientas preparadas para hacer frente al Brexit, actualmente programado para el 31 de octubre.
Norges Bank dijo en junio que volvería a subir los tipos en septiembre después de la subida de 0,25 puntos, pero últimamente ha contradicho esa declaración.
La actual espiral descendente de los tipos de interés de referencia crea impulso por sí misma. La guerra comercial entre Estados Unidos y China está lastrando las expectativas de crecimiento y dejando a los bancos centrales pocas opciones si quieren respaldar la economía. Incluso presiona a aquellos miembros de la Fed que tienen dudas para que se sumen a la política de relajación.
Los inversores seguirán muy de cerca cómo explica Powell la acción de esta semana durante la rueda de prensa del miércoles después del anuncio de la decisión del FOMC, para ver cuándo podría llegar otro recorte. La confianza en el mercado ha cambiado a medida que algunos de los dirigentes de los bancos regionales de la Fed han expresado su oposición a los nuevos recortes, algunos con el argumento de que la Fed necesita reservarse algunas herramientas por si Estados Unidos cae en recesión.
Así que los inversores están reculando. Los futuros de los fondos de la Fed, que han sido prudentes, sugieren que la Fed hará una pausa en octubre, con la posibilidad de otro recorte en diciembre, pero tal vez no. Incluso hay una ligera posibilidad de que los encargados de la política monetaria se abstengan de implementar el cambio en la reunión de esta semana y no anuncien el recorte de un cuarto de punto, pero eso es menos probable a medida que más bancos centrales van recortando sus tipos.
Después de todo, incluso aunque se lidere desde atrás, hay que marcar el ritmo.