Este miércoles, en su última reunión del año, la Reserva Federal de EEUU subió finalmente la tasa de interés del dólar, lo cual ya estaba descontado casi en un 100% por el mercado y por lo tanto, no supuso ninguna sorpresa (de hecho hubiera sido una sorpresa si no la subían).
Además de eso, cuatro veces al año la FED publica sus estimaciones de crecimiento económico, desempleo, inflación y tasa de interés, lo cual nos permite saber qué podemos esperar de la política monetaria de dicho organismo durante el 2017.
Las estimaciones de la FED para el 2017 son:
Crecimiento económico: 1,9% - 2,4%
Desempleo: 4,4% – 4,7%
Inflación: 1,7% - 2%
Tasa de interés: 0,9% - 2,1%
Como pueden ver, la FED se cubre ante lo que pueda llegar a hacer Trump durante su primer año de gobierno y proyecta un rango amplio de tasa de interés para poder utilizar esta herramienta para calmar posibles presiones inflacionarias, en caso de que Trump recaliente la economía.
Tengamos en cuenta que Obama le deja a Trump un país prácticamente con pleno empleo y creciendo económicamente casi a su potencial de largo plazo por lo que, si Trump insiste con su política de bajar impuestos y fomentar el empleo estadounidense, puede generar presiones inflacionarias que la FED deberá calmar mediante mayores subas de la tasa de interés.
¿En qué nos afecta a nosotros? Subir la tasa de interés del dólar hace que las inversiones en dólares, la moneda de reserva del mundo, sean más atractivas y por lo tanto eso provoque a una apreciación del dólar con respecto a las otras monedas, sobre todo contra las monedas emergentes como la nuestra.
El primer efecto local lo vimos en las cotizaciones de nuestros bonos en dólares más largos (DICA, PARA, AA46) que cayeron bastante (aunque de hecho ya venían cayendo) y actualmente volvieron a ofrecer tasas de rendimiento cercanas al 9% anual en dólares, lo que según mi opinión, los vuelve sumamente atractivos como inversión a largo plazo, sobre todo teniendo en cuenta que en junio del 2017 seguramente nos volverán a declarar ‘mercado emergente’ y eso le permitirá a muchos fondos de inversión extranjeros volver a comprar deuda argentina, lo cual estimo que harán y seguramente provocará una gran suba en las cotizaciones de los mismos.
Resumiendo: El mejor momento para comprar bonos largos en dólares ha comenzado y puede extenderse hasta finales de enero.
Si Trump ‘obliga’ a la FED a subir la tasa de interés más de lo previsto durante 2017 nuestra moneda se depreciará aún más y al gobierno le resultará más complicado obtener financiamiento en el exterior, teniendo seguramente que pagar mayores tasas de interés en futuras emisiones de deuda, lo cual, como bien sabemos ya nos ha provocado grandes problemas en el pasado. Si el gobierno nacional tuviera un menor déficit fiscal, esta amenaza no sería tan importante pero si miramos las proyecciones de déficit fiscal para 2017 podemos comprobar que esto puede volverse un problema muy grande, tal vez no en 2017 pero sí en 2018.