La quiebra de FTX de Sam Bankman-Fried destapó la cloaca creada por la deficiente regulación de las criptomonedas en el mundo. En efecto, una muy pesada niebla evidencia los fraudes que se están gestando en todo el orbe, uno de cuyos casos más sonados se registró en el Reino Unido, donde cerraron el mayor servicio de suplantación de identidad detectado en el planeta.
Se trata de la plataforma iSpoof, que permitía a estafadores (que pagaban en bitcoins) disfrazar sus números de teléfono para que pareciera que estaban llamando desde los principales bancos, incluidos Barclays (LON:BARC), HSBC y Lloyds (LON:LLOY), a fin de engañar a la gente para que les dieran sus datos personales.
El Servicio de Policía Metropolitana de Londres reportó el 24 de noviembre (de 2022) que clausuró iSpoof y que hizo más de 100 arrestos en el Reino Unido por ese histórico fraude, cuyas víctimas suman alrededor de 200,000 personas.
De acuerdo con medios británicos, 59,000 delincuentes pagaron suscripciones de entre 150 y 5,000 libras esterlinas (181 y 6,046 dólares) para utilizar iSpoof, lo cual le generó ganancias de unos 4 millones de dólares.
Los delincuentes –que usaban el sitio web para cometer sus fechorías– estaban estafando a un promedio de 20 personas por minuto. Se habla de pérdidas de 50 millones de libras esterlinas (60.4 millones de dólares), aunque la cifra podría ser mayor, debido a que muchas víctimas de fraude optan por no denunciar.
La Unidad de Delitos Cibernéticos de Londres, que empezó a indagar en iSpoof desde junio de 2021 mediante la Operation Elaborate, indicó que la plataforma fue creada en diciembre de 2020, teniendo 50,000 cuentas de usuarios. El sitio web principal, así como el servidor del mismo, fueron desconectados por autoridades estadounidenses y ucranianas el 8 de noviembre.
Dada la cantidad tan grande de sospechosos (unos 59,000 individuos), los investigadores concentran sus esfuerzos en los usuarios de Reino Unido y en aquellos que han gastado al menos 100 libras esterlinas en bitcoins para usar el portal.
Hay opiniones como la del articulista del Financial Times e ingeniero de software Stephen Diehl, quien ha criticado duramente al mundo cripto por ser un vehículo apalancado y de pura especulación.
En su libro Popping the crypto bubble rastrea el surgimiento del bitcoin durante la crisis financiera mundial hasta la fiebre del oro digital posterior a 2016, a la que se refiere como la “era de los estafadores”.
Sostiene que las criptomonedas son poco fiables y no pueden ser, a la vez, una gran inversión, que sube y sube, y una moneda viable, que ofrece un valor estable.
Para Diehl, el precio de los criptoactivos se basa, en gran medida, en que hay un tonto aún mayor que se cree la mentira. Esto le ha costado hasta amenazas de muerte.
Él explica que después de 14 años sigue siendo una solución en busca de un problema, pues no es construir un nuevo sistema financiero o un nuevo internet, y no es un activo no correlacionado con el mercado o una cobertura contra la inflación, sino un vehículo para la especulación pura y desnuda desvinculada de cualquier cosa en la economía, una clase de casino que está envuelto en todas estas mentiras, que cuando se descubren aparece una red negativa para el mundo.
Las criptos resurgirán de entre las cenizas
Quedan aún muchas bombas por explotar dentro del universo cripto. En este espacio seguimos considerando que los exchanges son solamente la punta del iceberg, mientras que las llamadas “stablecoins” (o monedas estables) podrían representar el siguiente gran riesgo y obstáculo para las criptomonedas.
Lo que ha demostrado esta crisis del dinero digital, sin embargo, es que los sistemas centralizados (es decir, sujetos o dependientes de la acción y la voluntad humanas) siguen siendo fallidos, tal y como ocurre con el sistema financiero tradicional.
Y la esencia del bitcoin es justamente la opuesta: utilizar la tecnología para que no dependa de la manipulación humana y que la tecnología misma sea el respaldo de seguridad y confiabilidad del sistema.
Es por eso que los sistemas descentralizados, como el bitcoin, resurgirán de entre las cenizas una vez que terminen de caer todos los fraudes que tengan que colapsar en el universo cripto. Pero por ahora, más vale mantenerse lejos de él.
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