• El envío de remesas ascendió a $5,122 mdd en agosto frente a $5,297 previo.
• La variación anual pasó de 16.5% a 7.8% y es la menor desde marzo de 2021.
• Sin embargo, la fortaleza en 2022 es innegable y el acumulado llegó a $37,934 mdd.
Los retos de la desaceleración no serán inmediatos, pero tampoco eludibles
En agosto se registraron entradas de remesas al país por $5,122 millones de dólares (mdd), cifra que, aunque sigue estando cerca de los máximos históricos del indicador, retrocede en $175 mdd respecto al registro de julio y rompe con la inercia de acelerado crecimiento que se había materializado en los pasados 5 meses. Más aún, en términos de variación anual, la tasa cayó de un sorprendente 16.5% a 7.8%, la más baja desde marzo de 2021, y si tomamos en cuenta el monto promedio de envío, el avance es de solo 0.8% en los últimos 12 meses. Aunque el impacto de las remesas en el consumo interno de nuestro país es significativo, su fortaleza o debilidad se determina en el exterior, de manera que lo que estas estadísticas reflejan es que el cambio en la tendencia de crecimiento económico de Estados Unidos se está acentuado y presionará a la baja a otros de los motores de crecimiento locales, como las exportaciones y la inversión extranjera. Los mayores efectos se manifestarán hacia el cierre de año y durante 2023, pero, por ahora, los datos de remesas ya dan señales de su inminencia.
La fortaleza en 2022 es innegable y el acumulado llegó a $37,934 mdd
A pesar del evidente deterioro en el entorno, es oportuno recalcar que a lo largo de 2022 las remesas han tenido una trayectoria inmejorable y son uno de los componentes más sólidos de la economía mexicana. Hasta agosto, el saldo acumulado es de $37,934 mdd, que es una cifra 56% superior al déficit acumulado por la balanza comercial en el mismo periodo de tiempo y el equivalente a más de 3 veces el monto de la salida de capitales de los inversionistas extranjeros. Esta dinámica también ha favorecido al peso, pues las menores presiones en la balanza de pagos han derivado en una depreciación de solo 2.3% a lo largo del año y la correlación entre las variaciones de la moneda nacional y las de las remesas es elevada. Con ello, consideramos que el cambio de condiciones no implicará retos inmediatos, pero será necesario contar con catalizadores que permitan anclar el comportamiento de las variables económicas.
Rumbo económico
Los datos de remesas reafirman la importancia del desempeño económico de Estados Unidos para nuestro país y, aunque mitigan algunas de las preocupaciones sobre el rumbo de la economía en el tercer trimestre del año, siembran dudas sobre el desempeño en horizontes de tiempo más amplios. Recientemente, los pronósticos han sufrido ajustes considerables, destacando los de la Reserva Federal, que estiman una variación del PIB de apenas 0.2% en 2022, por lo que es natural que los indicadores con mayor exposición a las determinantes globales sean los principales canales de transmisión de este cambio. Al momento, mantenemos expectativas de crecimiento de 1.7% y 1.4% para el PIB mexicano en 2022 y 2023, aunque el sesgo en el balance de riesgos, especialmente para el próximo año, es a la baja.