Howard Marks es el Fundador y Presidente de Oaktree Capital Management. Según la revista Forbes, su fortuna asciende a U$S 2.200 millones (puesto #370 de los más ricos del mundo).
Hoy compartimos con todos ustedes el enfoque de este billionario a la hora de invertir, pues consideramos que resultarán interesantes para la toma de mejores decisiones de inversión.
Marks indica que hay tres elementos que deben tenerse en cuenta a la hora de invertir, de modo análogo a ciertos juegos como el póker, el ajedrez o la ruleta:
- La información disponible.
- La suerte.
- La habilidad.
En algunos juegos (no en todos) los participantes tienen que decidir en un contexto de incertidumbre porque la información está oculta. Por ende, lo mejor que se puede hacer es intentar deducir.
En el póker, los jugadores no saben las cartas que tienen los demás, pero en el ajedrez o el backgammon no hay incertidumbre y está todo a la vista. Cuando no hay información oculta, todo se resume a sólo dos elementos: la suerte y la habilidad.
Una vez que el juego comienza, en algunos está involucrada la suerte y en otros no. En el ajedrez, no hay suerte ni información oculta (no se tiran dados ni hay que sacar cartas). En el backgammon, en cambio, no hay información oculta pero sí suerte: las jugadas de cada participante dependerán del número que consiga con los dados.
En algunos casos, lo que pueda suceder es totalmente aleatorio y en otros se puede estimar una probabilidad.
Finalmente, en algunos juegos la habilidad es más importante que en otros. Sin duda lo es en el ajedrez, el backgammon o el póker, pero no tiene ningún valor en un juego como la ruleta. En este último, no hay habilidad ni tampoco información oculta: todo está a la vista y es 100% suerte.
Entonces tenemos juegos con estas características:
Toda esta introducción es importante porque distintos tipos de inversiones tienen distintas combinaciones de estos tres elementos: información, suerte y habilidad.
En el mundo financiero hay información oculta ya que nadie sabe todos los hechos relevantes. Por ejemplo, no todo el mundo sabe cómo están avanzando las pruebas para una nueva droga dentro de una empresa farmacéutica.
La suerte o shocks exógenos pueden afectar al mercado financiero. Nadie sabe si una sequía o una inundación pueden afectar el valor de la soja o el maíz o si un atentado puede afectar súbitamente al precio del oro o del petróleo.
Finalmente, el buen inversor tiene la habilidad para valorar el potencial de ganancia o pérdida de una empresa, en qué momento de un ciclo crediticio se está o la razonabilidad o no de las valuaciones. Nadie acierta en la totalidad de los casos, pero el inversor superior lo hará con más frecuencia.
Lo importante es que: tanto en los juegos como en las inversiones, lo que hace que una decisión sea buena no es un resultado en particular. Ganar o perder son señales imprecisas de calidad de decisión si se consideran en forma aislada. Veamos algunos ejemplos.
Ejemplo en un juego.
¿Cuándo tiene sentido apostar a que (en cualquier deporte) el equipo “A” le ganará al equipo “B”? Imaginemos que el equipo “A” tiene el doble de chances que el equipo “B” de ganar. Puesto de otro modo, se espera que de tres partidos, el equipo “A” gane dos y el equipo “B” gane uno.
Está claro que si el equipo “A” es tan superior, nadie querrá apostar por el “B” a menos que le den una ventaja en caso de que gane. Si pagaran 2 a 1 a ganador por el equipo “B”, no habría ninguna ventaja y se diría que los pagos son “justos”. Pero si le pagaran 3 a 1, sería una decisión correcta apostar por el equipo “B” porque habría una ventaja probabilística.
Si alguien apuesta a “B” y termina ganando el equipo “A”, el resultado habrá sido negativo pero la decisión era la correcta. Si se puede repetir el juego en las mismas condiciones, quien apueste por el equipo “B” terminará ganando dinero.
Ejemplo con una inversión.
Si un inversor decide comprar una acción que está en caída libre, estará tomando una mala decisión de inversión, ya que cuando la tendencia es tan marcada, lo más probable es que la caída en los precios continúe.
Si se da el caso en que alguien compra una acción en caída libre y termina acertando en el timing justo para el rebote, ese resultado positivo no hace que la decisión de inversión haya sido buena. Simplemente tuvo suerte. En caso de implementar repetidas veces esta estrategia de inversión, terminará yendo a la quiebra.
Aún cuando en el mundo de las inversiones no nos enfrentamos con probabilidades explícitas, lo atractivo de una inversión tendrá que ver con el precio de ese activo y la relación entre la potencial ganancia (en caso de acertar en la decisión) y la potencial pérdida (en caso de no acertar).
Este es el enfoque que en Carta Financiera siempre damos a las inversiones. Siempre estamos mirando la relación riesgo-beneficio, en términos probabilísticos.
Creemos que esto es vital para poder tomar las decisiones de inversión de forma correcta a lo largo del tiempo. Una vez más: evaluar la calidad de una decisión o estrategia con un resultado de corto plazo es equivocado, porque en el corto plazo los resultados pueden estar afectados por la suerte.
Por eso los quiero invitar a que consideren seriamente realizar nuestro Workshop de Inversiones Financieras. Sin dudas es un antes y un después respecto del modo de analizar las inversiones.
En conclusión: juzgar la calidad de una decisión de inversión, mirando un resultado en particular, es equivocado. En un juego de ruleta, a nadie se le ocurre felicitar a un jugador por su sabia decisión de elegir tal o cual número. En el mundo financiero, en muchas ocasiones la gente gana y cree que fue por habilidad, cuando en realidad fue sólo suerte. Esto es lo que hay que aprender a cuantificar y a distinguir.