A inicios del mes de octubre el precio del barril de petróleo subió a los US$50, en la referencia estadounidense; no obstante, desde ese momento ha caído un 16% y se ubicó alrededor de los US$42. Ese desempeño coloca sobre la “mesa” la posibilidad de que el crudo revisite el importante nivel de los US$40.
La razón principal continúa siendo el exceso de oferta y las pocas probabilidades de que desaparezca en el corto plazo, a pesar de que los bajos precios aumentaron la demanda, pero no a la magnitud necesaria.
La magnitud del exceso varía según las fuentes, unos más optimistas como Morgan Stanley (N:MS) lo proyecta en 1 millón de barriles diarios, mientras que Goldman Sachs (N:GS) lo estima por encima de los 2,7 millones.
Dicho exceso es impulsado por un aumento constante en la oferta, tanto de los productores tradicionales, miembros o no de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), así como los productores estadounidenses.
Recientemente se dieron a conocer datos que muestran que la OPEP está sacando cada vez más petróleo, con el fin de mantener su mercado, pero también para fondear su presupuesto. Para poder obtener los ingresos necesarios muchos países han optado por extraer más petróleo, ya que lo tienen que vender a menores precios.
De igual forma, los productores estadounidenses se muestran más resistentes de lo que los sauditas esperaban, aunque se redujo la cantidad de exploraciones, muy pocos salieron del mercado, debido a mejoras en productividad, acceso al crédito y cortes de gastos.
De hecho, el banco de inversión Goldman Sachs señaló recientemente en un estudio que, para que se materialice un ajuste importante en los productores estadounidenses, el impacto debería de darse en empresas con grado de inversión, por lo que el precio necesario para ese ajuste es aún más bajo de lo esperado.
Estos factores se unen con la menor demanda por el mantenimiento de refinadoras estadounidenses antes del invierno, la integración de Irán al mercado y los menores riesgos geopolíticos (conflictos en Siria e Israel se encuentran lejos de importantes centros de producción); los que, en conjunto, siguen presionando al petróleo, nuevamente a niveles cercanos a los US$40.