No hace mucho tiempo, Facebook (NASDAQ:FB) estaba sumido en el escándalo, pero teniendo en cuenta el poderoso repunte de las acciones de este año, sólo se puede concluir que los inversores tienen muy poca memoria.
A principios de 2018, el panorama de la compañía con sede en Menlo Park, California, se volvió sombrío, ya que políticos y reguladores comenzaron a examinar Facebook después de que una violación masiva de datos planteara preocupaciones en torno a la privacidad de los usuarios. Además, hubo acusaciones de manipulación de su plataforma por parte de potencias extranjeras para influir en las elecciones estadounidenses. Sus acciones se desplomaron.
Pero todo eso parece haberse desvanecido en el tiempo. Las acciones de Facebook registraron máximos históricos ayer, impulsadas por el renovado entusiasmo de los inversores en el gigante de las redes sociales, que tiene un gran atractivo en un mundo infectado por el coronavirus.
Las acciones han subido un 11% en lo que va de año y, desde la mayor caída del mercado del 16 de marzo, un 56%.
En un momento en que la economía está entrando en una profunda recesión, lo que hace que Facebook sea tan atractivo es el sólido balance de la compañía y la creencia de los inversores de que el fundador y director ejecutivo, Mark Zuckerberg, aprovechará la base de 2.600 millones de usuarios de la compañía para promover nuevas áreas de crecimiento.
Como parte de ese esfuerzo, Zuckerberg dio a conocer el martes nuevas características de comercio online en todas las propiedades de redes sociales de la compañía —que incluyen Messenger, WhatsApp e Instagram— mientras prepara su plataforma para aprovechar el aumento esperado del comercio online tras la pandemia.
Nueva inserción en el comercio electrónico
Esta nueva iniciativa de Facebook se dirige principalmente a las pequeñas empresas que luchan en medio de esta pandemia, y permitirá a los comerciantes configurar sus propias tiendas de comercio electrónico en las plataformas de Facebook e Instagram.
Llamado Shops (literalmente “Tiendas”), el producto principal es una nueva versión de una función ya existente de Facebook con un nombre similar, y permitirá a los minoristas subir catálogos de productos a su página de Facebook o perfil de Instagram. En algún momento, las tiendas serán accesibles en toda la red, proporcionando a los minoristas línea directa con la enorme base de usuarios de Facebook con un catálogo de productos.
"Todas estas herramientas estarán disponible incluso cuando su escaparate físico no pueda estarlo", explicaba Zuckerberg el martes, en una videollamada en directo anunciando esta novedad.
Los inversores han dado la bienvenida a este nuevo impulso al comercio electrónico. De hecho, podría mitigar el impacto de la pérdida de ingresos de esos segmentos del mercado de publicidad digital gravemente perjudicados por la pandemia del COVID-19, que incluye los viajes en avión y los hoteles.
Los analistas creen que la función Shops ampliará las capacidades de comercio electrónico de Facebook, convirtiéndola en un actor serio de este entorno.
Brian Nowak, analista de Morgan Stanley (NYSE:MS), ve en Shops una "oportunidad multimillonaria" para Facebook, mientras que el analista de Deutsche Bank (DE:DBKGn), Lloyd Walmsley, ve un impacto de 30.000 millones de dólares, a través de una combinación de ingresos publicitarios y una fracción de las transacciones.
Sin embargo, sería prudente que los inversores tuvieran en cuenta los peligros para Facebook en el entorno actual. Según las estimaciones de los analistas, entre el 30% y el 45% de los ingresos globales de la compañía provienen de categorías publicitarias consideradas "en riesgo" por el COVID-19.
Es probable que la disminución del gasto en viajes, comercios minoristas, productos envasados y entretenimiento lastre los ingresos de Facebook en los próximos 12-18 meses.
En conclusión
Facebook tiene muchas maneras de impulsar sus ingresos aprovechando su enorme alcance y su poder adquisitivo. Esa posición única hace que sus acciones sean una gran compra a largo plazo. Al mismo tiempo, los inversores no deben ignorar los posibles riesgos a corto plazo para sus acciones en un momento en que todas las empresas de todo el mundo están recortando el gasto publicitario.