Ford (NYSE:F) tiene una ardua tarea por delante. Tras años de crecientes ventas, ayudado por la robusta economía global y la demanda de los consumidores, el segundo fabricante de automóviles del mundo se enfrenta ahora a enormes obstáculos.
El panorama automotriz está cambiando rápidamente. Las ventas se ralentizan a nivel global y el futuro de los fabricantes de automóviles tradicionales parece incierto al entrar al mercado disruptores como Tesla (NASDAQ:TSLA) y Waymo de Google (NASDAQ:GOOGL).
Para enfrentarse a estos desafíos, Ford anunció el año pasado un plan de reestructuración de toda la empresa de 11.000 millones de dólares con vista a los próximos más de cinco años, pues las ventas en Europa y Asia se han ralentizado y ambas regiones han registrado pérdidas.
Los problemas operativos en Asia y Europa provocaron que la Ford recortara sus previsiones de beneficios de 2018. La compañía anunció un descenso de casi el 50% de sus ganancias en el segundo trimestre, seguido de una caída de más del 35% en el tercer trimestre.
Su última iniciativa de reestructuración se conocía el jueves, cuando la compañía anunció que destruiría miles de puestos de trabajo, se desharía de las variantes de los modelos cuyas ventas se han ralentizado y que cerraría posiblemente fábricas enteras en Europa.
La compañía, que emplea a unos 54.000 trabajadores en toda la región, principalmente en Alemania, el Reino Unido y España, revisará también sus operaciones conjuntas en Rusia.
"Habrá un impacto significativo en toda la región", dijo Steven Armstrong, presidente de Ford en Europa, durante una teleconferencia. "Esto no es una cuestión de uno o dos años. Hemos tenido períodos de rentabilidad pero no al nivel que deberíamos".
Los inversores huyen de las acciones
A medida que Ford se embarca en esta gran reestructuración para mejorar la rentabilidad y se prepara para una época en la que se alzarán los vehículos eléctricos y los coches de conducción autónoma, los inversores no han mostrado mucha fe.
Tras bajar más del 33% durante el pasado año, las acciones de Ford se han mantenido por debajo de 10 dólares por acción desde el verano ante las preocupaciones en torno a la sostenibilidad de su generoso dividendo de 0,15 dólares por acción.
Este pesimismo es más pronunciado en los mercados de deuda, donde la deuda de Ford se comercializan casi como basura después de que el servicio de inversores de Moody's (NYSE:MCO) rebajara la calificación crediticia del fabricante de automóviles hasta un nivel por encima de la basura en agosto. Las acciones se situaron en menos de 8 dólares el año pasado por primera vez desde noviembre de 2009, el año que sus homólogos de Detroit, General Motors (NYSE:GM) y Chrysler (NYSE:FCAU), cayeron en bancarrota.
A los inversores les está costando apoyar el plan de reestructuración pues el ciclo de crecimiento global se está revirtiendo y la empresa se enfrenta a múltiples desafíos, incluida la ralentización del crecimiento de las ventas de China y la subida de los costes del acero en Estados Unidos tras sus disputas comerciales.
Ford tiene efectivo para defender su desembolso
A pesar de esta desalentadora situación, hay pocas razones para creer que Ford está cayendo en una verdadera crisis financiera en la que se verá obligado a recortar su jugoso dividendo de alrededor del 7% en un futuro próximo.
Este escenario extremo ya está incorporado en la valoración actual, pero no creemos que vaya a materializarse. En cambio, Ford ha entrado en una fase en la que su balance general seguirá lastrado durante los próximos años, aunque sus beneficios no quedarán completamente pulverizados, como predecían muchos bajistas.
Para proteger su asignación trimestral de 0,15 dólares por acción, Ford tiene más de 18.000 millones de dólares en efectivo. Eso es suficiente dinero para sostener el desarrollo de nuevos productos y el dividendo en tiempos de adversidad.
Si incluimos inversiones a corto plazo, la empresa tiene acceso a más de 36.000 millones de dólares de liquidez. Con este tipo de activos líquidos, Ford tiene la capacidad financiera para hacer frente a sus pagos.
No hay duda de que la división de automóviles de Ford no está generando el suficiente efectivo para cubrir sus dividendos pero el segmento de servicios financieros de la empresa suele generar alrededor de 1.500 millones de dólares al año para la empresa matriz.
La unidad de crédito experimentó su mejor trimestre desde 2011 en el último período de ganancias, generando 678 millones de dólares de beneficios ante el aumento del valor de reventa de los vehículos arrendados que se vendieron en subasta.
En conclusión
Creemos que los planes de reestructuración de Ford son sólidos y podrían mejorar su futura rentabilidad. La empresa automotriz planea dejar de vender sedanes tradicionales en Estados Unidos en los próximos años. También pretende actualizar prácticamente todos sus todoterrenos tipo crossover y modelos de camiones así como introducir varios nuevos modelos en cada categoría.
Esto debería eliminar la fuente de muchos años de pérdidas, e impulsar la rentabilidad de la división norteamericana de Ford.