La corrida cambiaria en Turquía parece haber llegado a su fin, al menos en el corto plazo: La lira turca tocó un mínimo esta mañana en $4.92 acumulando una depreciación del 30% en lo que va del año, teniendo hasta hace unos momentos la peor performance en casi una década, desplomándose un 5.2% en el día.
Sin embargo, el Banco Central de Turquía decidió subir la tasa de interés en 300 puntos básicos para defender la moneda, desde 13.50% hasta 16.50%, generando una recuperación del orden del 7.40% desde máximos del día, situación similar a la vivida en el peso argentino la semana pasada.
Desde el punto de vista técnico, como se observa en el gráfico de más arriba, la decisión de tasas se da justo contra el techo de un canal que arrastra desde hace 4 años, respetado ya en 3 oportunidades.
La pérdida de confianza en el Gobierno de Erdogan a un mes de las elecciones, creciente déficit de cuenta corriente y un Banco Central reacio a actuar, sumado a factores externos como un dólar más fuerte a nivel global y tasas americanas levemente al alza, han generado el clima ideal para una crisis cambiaria en la lira turca, provocando una salida masiva de capitales. Si bien este comportamiento ha sido similar en otros mercados emergentes, Turquía se ha visto más afectado por su turbulencia en el plano político y su dependencia del exterior.
Para Goldman Sachs (NYSE:GS), la efectividad de la suba de tasas de hoy dependerá del mensaje que el Gobierno dé sobre política fiscal.
El último dato de inflación (fuente oficial) en Turquía ha marcado 11%, sin embargo la inflación implícita de los últimos días ha escalado hasta casi 40%, principalmente producto de la fuerte depreciación de la lira, encareciendo las importaciones. El target de inflación del Banco Central turco se ubica en 5%, quedando ya prácticamente inalcanzable.
Las presiones de Erdogan hacia el Banco Central para que – no solo no suba, sino que – baje las tasas hace algunas semanas, han sido una señal sumamente negativa para el mercado, contribuyendo a la pérdida de confianza de inversores y llevándolos a desprenderse de activos turcos. El Presidente ha comentado que en caso de ser re-electo, intensificaría los controles sobre el Banco Central.
Los credit default swaps (CDS) de Turquía han saltado cerca de 90 basis el último mes reflejando el incremento en el riesgo de los bonos turcos. S&P había rebajado la calificación de Turquía a BB- convalidando el alza en las primas de riesgo en los bonos turcos en lo que va del año.