Los mercados financieros esperaban respuestas en la reunión anual de Jackson Hole, particularmente sobre el caso de la Fed de hasta dónde llegarán las tasas de interés y la hipotética llegada de los primeros recortes.
No las hubo, el evento pasó sin que se hayan realizado anuncios nuevos sobre los futuros pasos.
El discurso del presidente Powell fue similar al de intervenciones recientes, con mensajes muy similares a lo que ha transmitido en otras participaciones públicas.
El funcionario reitera que quiere mantener abiertas todas las opciones por ahora en lo que respecta a las decisiones de política monetaria.
Se abstuvo de dar una orientación más clara de cara a la reunión de septiembre mientras esperan las pruebas finales sobre las perspectivas económicas y de inflación.
Muy poco ha cambiado en el panorama económico de Estados Unidos. La inflación, aunque está cediendo lentamente, sigue siendo demasiado alta para que la Fed se sienta cómoda, incluso cuando el crecimiento sigue siendo sólido. Todavía parece demasiado pronto para que la Reserva Federal cante victoria e indique un fin explícito al ciclo de ajuste monetario.
Esto implica que el banco central sigue dependiendo de los datos y la reunión de septiembre, como declaró Powell en sus comentarios en el encuentro de julio, se mantiene viva, es decir, que no se descarta o una subida de tasas o una pausa.
Después de las palabras de Powell en Jackson Hole, el mercado de futuros le sigue apostando a una pausa en septiembre, sin embargo, aumentó la probabilidad de que hubiera un nuevo incremento de 25pbs (y sería el último de este proceso de normalización) en las reuniones de noviembre o diciembre.
Los propios banqueros centrales están ocupados tratando de determinar cuánto ajuste aún necesita la economía. A Powell se le nota cómodo con la idea de que cierto grupo de inversionistas especula con un posible incremento adicional de tasas de interés, así como la necesidad de mantener las tasas más altas durante un mayor tiempo.
Todavía existen los riesgos de hacer demasiado o demasiado poco en la lucha contra la inflación.
En este sentido, la atención se vuelca de nuevo a las cifras económicas en EUA. En particular, al informe de empleo estadounidense de agosto que se dará a conocer esta semana (viernes 1 de septiembre) y al reporte de inflación al consumidor este próximo 13 de septiembre.
Con respecto al primero, se podría intensificar la moderación en el ritmo de creación de empleos y los salarios dar algunas señales de enfriamiento a tasa anual. Sin embargo, estos niveles no serían los suficiente para aclarar cuál debería ser el siguiente movimiento de la Fed. Lo más probable es que en términos generales el mercado laboral estadounidense continué mostrando señales de que está muy ajustado y todavía alejado del enfriamiento que busca la autoridad monetaria estadounidense para pensar que se disipan riesgos inflacionarios por el tema de salarios.
Así, los mercados seguirían apostando a una pausa en septiembre y la Fed manteniendo la puerta abierta a un posible incremento.
En este sentido, un informe de empleo estadounidense menor al esperado podría provocar que el peso mexicano baje en cotización del $16.70 spot. De lo contrario, un reporte sólido de empleo, mejor a lo esperado, podría acercar la cotización hacia los $17.0, en lo que resta de la semana.