Apertura de Mercados
A la convulsión financiera y económica del coronavirus de las últimas tres semanas, se une ahora el tsunami del mercado petrolero, también devastado como consecuencia de la epidemia y de la guerra de precios entre los principales productores globales.
Las acciones globales se hundían el lunes con caídas superiores a los 8.0% en Europa y de 5.0% en Asia, como consecuencia de un desplome inicial de 33% en los precios del petróleo (mayor baja desde la guerra del Golfo Pérsico) después de que Arabia Saudita lanzó una guerra de precios con Rusia, lo que llevó a los inversionistas, ya conmocionados por el COVID-19, a buscar refugio en activos considerados como seguros (bonos gubernamentales, yen, oro).
En EUA, por momentos, los futuros de las bolsas registraron caídas de 5.0%, el máximo permitido por el mercado de Chicago, lo que impidió a los inversionistas anticipar la reacción del principal indicador de los mercados financieros mundiales. Al final, comenzaron con caídas superiores al 7.0%.
Tras la abrupta ruptura de las negociaciones del viernes entre la OPEP y Rusia, el fin de semana Arabia Saudita comenzó una guerra de precios al aplicar la mayor rebaja de precios en al menos 20 años para su crudo que se vende en mercados extranjeros y planea aumentar la producción de petróleo en abril (el WTI se ubica alrededor de 30 dólares por barril, mínimo de cuatro años). El reino actualmente bombea 9.7 millones de barriles por día, pero tiene la capacidad de aumentar hasta 12.5 millones.
La estrategia de Arabia se interpreta en el mercado como una amenaza a Rusia y otros productores por no apoyar los recortes de producción propuestos la semana pasada por la OPEP. La maniobra saudí de choque impulsará a los mercados petroleros a un período de incertidumbre radical.
El impacto de la caída del petróleo es muy severo en los mercados porque el crudo es referencia de multitud de contratos: la caída del precio fuerza a los inversores con posiciones alcistas sobre el precio del barril a aportar garantías nuevas. Para ello tienen que vender otros activos, que reciben de este modo su propia presión vendedora.
El bono estadounidense a 10 años recorta su rendimiento, por momentos hasta un mínimo histórico de 0.31%. Los mercados financieros descuentan ahora un recorte de tasas de 75 puntos básicos por parte de la FED en EUA. El oro inicialmente se disparó a 1,700 dólares por onza a un nuevo máximo de siete años, actualmente retrocede a 1,678 dólares.
Lo anterior ha orillado a que la FED eleve la cantidad de dinero que está dispuesto a inyectar en el mercado. La Reserva Federal de Nueva York prevé aumentar el volumen de las operaciones de recompra (repos) esta semana. La medida anunciada servirá para aliviar posibles tensiones de liquidez en el mercado financiero.
A la situación con el crudo hay que añadir el avance del coronavirus. El número de personas infectadas con el COVI-19 superó los 110,000 en todo el mundo, en poco más de 100 países.
El domingo, el primer Ministro Giuseppe Conte firmó un decreto por el que se imponen restricciones a la circulación de personas en la región septentrional de Lombardía -el epicentro del brote del virus en Italia- y en otras 14 provincias del norte, hasta el 3 de abril. Las medidas afectan a más de 16 millones de personas, prohibiéndoles entrar y salir de esas zonas. Francia ha prohibido las concentraciones de más de 1,000 personas. En Estados Unidos, 8 Estados han declarado “estado de emergencia” y el cierre de escuelas está aumentando.
A todo esto se suma que Corea del Norte ha lanzado al menos tres proyectiles no identificados, probablemente como parte de los ejercicios militares del régimen. Sin embargo, esto no ayuda al sentimiento de inversión.
Por su parte, los más recientes datos económicos en China sugieren un fuerte impacto negativo. En particular, el fin de semana se dio a conocer que las exportaciones cayeron 17.2% en enero-febrero respecto al año anterior.
En México, los precios al consumidor aumentaron 0.42% en febrero, crecimiento por arriba de lo esperado por el mercado. Las mayores alzas se vieron en jitomate, tomate verde, huevo, vivienda propia y algunos servicios de alimentos. Con ello, la tasa anual de inflación sube del 3.24% al 3.70% (la anual del rubro subyacente se ubica en 3.66%).
El peso mexicano se presionó de forma significativa, por instantes de la madrugada depreciándose hacia $22.14, una caída cercana al 10.0% respecto al cierre del viernes. El tipo de cambio no había superado el $22.0 desde el 2017. Los temores a una guerra del precio del crudo a nivel mundial, sumados a las preocupaciones por el coronavirus, han puesto muy nervioso al mercado cambiario mexicano.
Actualmente recorta parte de las pérdidas hacia $21.20 spot. Por el resto del día, el tipo de cambio podría fluctuar entre los $20.95 y $21.60 (el euro entre $1.141 y $1.148).