Los economistas esperaban un descenso, pero la caída del 1.1% del gasto minorista en diciembre fue mayor de lo previsto. Peor aún, la caída mensual es la segunda consecutiva. Podría ser ruido, pero en el clima actual es razonable leer las noticias de ayer sobre el sector del consumo como una nueva advertencia de que el riesgo del ciclo económico sigue siendo elevado.
Las perspectivas de las ventas al por menor parecían mucho más halagüeñas hace sólo unos meses, cuando el gasto aumentó un 1.1% en octubre, el mejor avance mensual desde junio.
"Creo que la esperanza era que esto diera un poco más de impulso de cara a la temporada navideña", afirma Kayla Bruun, analista económica de Morning Consult. "Pero, en realidad, resultó ser más bien un repunte temprano que en realidad restó algo del gasto que de otro modo podría haber ocurrido en noviembre y diciembre".
Otro analista advierte de que "el consumidor está cada vez menos sano". Los analistas de Barclays de consumo discrecional Adrienne Yih dice que "esto no augura nada bueno para 2023".
Un contrapunto a esta visión pesimista es que la variación interanual de las ventas minoristas sigue siendo elevada en términos históricos. El gasto aumentó un 6% el mes pasado, frente al nivel del año anterior. Pero una vez ajustado por la inflación, el ritmo anual es ligeramente negativo, registrando pérdidas por segundo mes consecutivo. El gasto real en términos anuales tiende a ser una medida más confiable del riesgo del ciclo económico, por lo que una caída consecutiva de la tendencia interanual parece ser una nueva señal de alarma para la economía.
Hay que tener en cuenta que el mercado laboral sigue registrando avances sólidos, aunque lentos, que probablemente representan el principal baluarte contra la recesión. Unos datos más débiles en este frente en las próximas publicaciones serían probablemente la pistola humeante que convencería a los optimistas de que la economía puede evitar la recesión.
Según mis estimaciones, una lectura amplia de la actividad económica estadounidense muestra una leve contracción en curso, basada en el Índice de Tendencia Económica y el Índice de Impulso Económico, un par de indicadores propios que aparecen en las actualizaciones semanales del Informe sobre el Riesgo del Ciclo Económico en Estados Unidos.
Otros indicadores del ciclo económico también señalan una actividad económica que, en el mejor de los casos, se encuentra estancada o próxima al estancamiento, cuando no en contracción. Un ejemplo: el Índice Económico Semanal de la Reserva Federal de Nueva York, que ha caído por debajo de un nivel que, según mis estimaciones, marca la recesión.
La pregunta es si el mercado laboral y el gasto de los consumidores seguirán compensando la debilidad general que pesa sobre la economía. Tras las últimas cifras de ventas minoristas, parece que el mercado laboral es la última línea de defensa.