Los nuevos aumentos tarifarios en el servicio de agua, gas, y transporte marcan el inicio de una segunda ronda de aceleraciones de precios. Desde el viernes de esta semana, los boletos de trenes y colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires aumentan en un 100% (llevando el precio del boleto de tren a un rango de 4-6 pesos, y al boleto de colectivo a un rango de 6-7 pesos, variando según la distancia del trayecto). Los subtes de la Ciudad tendrán su aumento en mayo, en un 66%, llevando la tarifa de los 4,5 pesos actuales a 7,5 pesos. Los nuevos valores en las facturas de gas y agua (que continuarán siendo bimestrales) tendrán vigencia desde el primero de abril, y verán aumentos de 300% y 375% respectivamente, como máximo. Considerando el aumento y la ponderación de estos servicios en el consumo de las familias, se ve que el efecto de la suba de tarifas tendrá un mayor peso sobre el ingreso de una familia tipo que los previos aumentos en la tarifa de luz.
Los servicios de electricidad tenían una ponderación menor al 1% en la canasta de consumo de una familia tipo de la Ciudad de Buenos Aires (dos adultos con dos hijos), que computa un ingreso de 13.500 pesos mensuales según el Departamento de Estadísticas de la Ciudad. El aumento que tuvo el servicio eléctrico en febrero, de 500% en promedio, terminó teniendo en impactó en la inflación mensual de cerca de 1,4%, por encima de alimentos y bebidas (el rubro de mayor aumento en diciembre y enero). La inflación mensual en febrero llegó así a 4% en la Ciudad, mostrando una leve desaceleración desde el 4,1% de enero. La trayectoria que marcaban los componentes de la inflación hasta ahora mostraban una fuerte aceleración de los precios estacionales (en particular la hotelería), y de los precios regulados (fundamentalmente por el aumento de tarifas). Sin embargo, la inflación núcleo en la Capital, que refleja más apropiadamente la evolución estructural de los precios, mostraba una desaceleración firme que la ubicaba en febrero en ya 3% mensual.
Los principales canales por los que la política monetaria afecta a los precios en el corto plazo muestran también una evolución consistente con esta desaceleración. Por un lado, la devaluación hizo caer el salario real y consecuentemente el consumo, particularmente en rubros elásticos como el de electrodomésticos, cuyo consumo cae al 10% interanual según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (no tanto en alimentos y bebidas). Por otro lado, el aumento en las tasas de interés (que lleva la tasa de Lebac a 38%) encarece el costo del crédito, haciendo que las empresas tomen menos financiamiento. El crédito privado también disminuye en tanto las altas tasas que paga el BCRA vuelcan el ahorro hacia el sector público en vez del privado. En esta línea, el stock de crédito en pesos al sector privado ha evolucionado por debajo de la inflación durante en últimos 4 meses, cayendo 4% mensual en términos reales. Por ambas vías, la economía asume un costo en términos de actividad a cambio de disminuir la tasa de inflación.
A pesar de ello, el impacto de este segundo round de aumentos de tarifas será más pronunciado que el del primero, debido que la ponderación que tienen los gastos en transporte, gas, y agua en el consumo de las familias de la ciudad superan el gasto en electricidad, alcanzando casi un 3% de la canasta. Incluso si el aumento de este segundo round no es tan pronunciado como el 500% promedio de la tarifa eléctrica, el impacto en la inflación mensual será mayor, y posiblemente hará que se ubique en el entorno de 6% en abril, después de un marzo más cercano al 3%.
El impacto seguirá enfocado en el componente de precios regulados, por lo que no generaría un cambio de tendencia en la evolución de los precios. Esto significa que después de abril la inflación mensual podría acercarse rápidamente a valores más cercanos a la meta del Banco Central. Pero incluso si esta es la trayectoria que finalmente tiene lugar y el BCRA logra ubicar la inflación mensual en 1% en el segundo semestre, los precios habrían trepado más de 16% en los primeros seis meses del año, haciendo muy difícil cumplir la meta de 25% de inflación para el 2016. Dada la situación actual y las perspectivas para marzo y abril, un piso más probable se ubica en el 30% para el promedio anual.