El panorama económico dista mucho de ser claro. Se han incrementado los miedos a una recesión económica a nivel mundial.
Si bien, los riesgos son más inciertos de lo normal, todavía luce improbable una recesión para este año, particularmente en EUA y México, pero sí parece ser que estamos presentes ante una continua desaceleración económica.
Este escenario se planteó en las nuevas previsiones económicas de organismos internacionales como el FMI y Banco Mundial, dadas a conocer la semana pasada. El FMI recortó sus proyecciones de crecimiento mundial para 2022 y 2023. Esto a consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania, el rápido aumento esperado en las tasas de interés y las recientes medidas de confinamiento en algunas ciudades de China.
Este próximo viernes 29 de abril se dará a conocer la estimación oportuna del PIB de México para el primer trimestre del año.
La expectativa es una expansión anual entre 1.5% y 1.7% con cifras desestacionalizadas. Respecto al trimestre previo sería un aumento cercano al 1.5%, después del 0.0% del cuarto trimestre del año pasado. Si bien, se trata de un crecimiento muy modesto, al considerar que en dicho periodo el país enfrentó una nueva ola de contagios de Covid-19 por la variante ómicron y la incertidumbre global, la expansión sería aceptable.
Este crecimiento trimestral todavía es consistente con nuestra actual expectativa en CIBanco de un crecimiento del PIB para todo 2022 cercana al 2.0%. Dado que todavía la economía mexicana no se recupera de los niveles registrados previos a la pandemia (trae un rezago cercano a -3.0%), el crecimiento de 2.0% es muy débil. Si se considera la diferencia respecto a la tendencia del PIB previo a pandemia, la economía trae un rezago cercano a 11%.
En sentido estricto, después del crecimiento mensual de 0.44% en enero y del estancamiento económico en febrero (+0.01%), la actividad se aceleró un poco a 0.8% en marzo, esto de acuerdo al Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE).
La recuperación sigue siendo lenta y desigual. Destaca el comportamiento del sector terciario (servicios) e industria manufacturera, que en por lo menos en el primer bimestre de 2022 han logrado sortear los inconvenientes y muestran señales favorables de mantener cierta estabilización.
Particularmente, servicios como autotransporte, hoteles, comercio al mayoreo y menudeo mostraron una dinámica durante enero y febrero consistentes con la recuperación de la demanda interna. La industria manufacturera de exportación prolonga su tendencia positiva, beneficiado por la demanda proveniente de Estados Unidos, poniendo cara a las perturbaciones comerciales y la escasez presente de algunos insumos clave para la industria.
La debilidad más fuerte sigue presente en el sector construcción, con caídas mensuales en cinco de los últimos seis meses. Esto refleja un tema interno, no solo por la parte de las alzas en la tasa de interés, sino también en la desconfianza que generan algunas decisiones de política pública de la actual administración del presidente López Obrador.
Así, en términos generales, los sectores de construcción, la minería y los servicios continúan estando por debajo de su nivel anterior a la pandemia de Covid-19; la agricultura ha estado fluctuando alrededor de los valores previos al inicio de medidas de confinamiento de 2020; mientras la manufactura está en máximos históricos.
