Recién Trump dio una declaración sobre los ataques de ayer de Irán. No fue un discurso incendiario, sino uno con escasos anuncios y con un tono de mezcla de amenazas y conciliación.
Por un lado, señala su potencia armamentística, diciendo que ha renovado sus fuerzas armadas y ahora sus misiles son más rápidos y letales. Sin embargo, dejó claro que Estados Unidos "no quiere usarlos". También se congratula de que Irán "parece estar retirándose" (en alusión a las declaraciones del ministro de asuntos exteriores de Irán), pero que está deseoso de reactivar negociaciones con sus líderes, diciendo que quiere un Irán próspero y armonioso con el mundo.
Asimismo, Trump no anunció una represalia militar pero si nuevas sanciones económicas a Irán.
El mandatario estadounidense aprovechó su discurso para enumerar los motivos por los que ordenó el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el pasado viernes (diciendo que era un dirigente que promovía el terrorismo en la región).
Trump confirma que ningún estadounidense resultó herido en el ataque de ayer, alardeando que fueron un éxito sus sistemas de alertas.
Aunque esto no garantiza que las tensiones en el medio oriente vuelvan a elevarse más adelante, tanto por la milicia iraní o por intereses electorales de Trump, el tono menos beligerante de sus palabras ayudó a calmar la preocupación entre los inversionistas financieros, lo que ha favorecido para que el peso mexicano vuelva a cotizar por debajo de 18.80 Spot, regresando la atención a la próxima firma del T-MEC.