Parece que la superpetrolera ExxonMobil (NYSE:XOM) estuviera recuperando la confianza de los inversores tras el año devastador que fue 2020. Sus acciones han subido más de un 50% durante los últimos tres meses, con la esperanza de que ya ha pasado lo peor para el mayor gigante estadounidense de petróleo y gas, que está reestructurando sus operaciones y haciendo algunos drásticos recortes de costes.
Antes de entrar en los méritos y deméritos de invertir en ExxonMobil, es importante entender lo que ha cambiado para la empresa durante esta pandemia y hacia dónde se dirige esta compañía energética tras soportar las condiciones de mercado más desfavorables que jamás haya experimentado.
Cuando publicó sus resultados del cuarto trimestre el mes pasado, Exxon reportó su primera pérdida anual en al menos tres décadas al desplomarse la demanda de petróleo y descender los precios durante la pandemia del COVID-19. El informe de resultados indicó que Exxon registró pérdidas de 19.000 millones de dólares, y sus flujos de efectivo resultaron negativos, -20.000 millones de dólares tras incluir los pagos de dividendos.
Ese golpe tuvo un impacto más devastador en Exxon en comparación con otros gigantes de energía. Puso patas arriba el enfoque expansionista de la compañía, que se basaba en un enorme gasto para encontrar más petróleo y gas en un momento en que el mundo se está moviendo hacia fuentes limpias de energía.
Además de la caída provocada por la pandemia en los mercados petroleros, Exxon, con sede en Irving, Texas, despidió a miles de empleados, y fue retirado de la lista de 30 componentes del Dow Jones de Industriales de 30 componentes a finales de agosto, tras el desplome de su valor de mercado.
Durante ese período, los inversores dudaron mucho sobre su capacidad para seguir pagando dividendos. Por el camino, también hubo una queja de un denunciante que afirmaba que Exxon estaba sobrevalorando sus activos del Pérmico y que había considerado fusionarse con su rival Chevron (NYSE:CVX).
Nuevo plan para sobrevivir
Tras enfrentarse al que claramente ha sido el año más difícil en la historia de la compañía, el director ejecutivo, Darren Woods, ha dado con un plan para ganarse la confianza de Wall Street. El nuevo plan de Woods para ExxonMobil desvía el gasto de capital a activos beneficiados con el mayor valor potencial futuro, incluyendo el desarrollo de proyectos en Guyana y la Cuenca del Pérmico de Estados Unidos, la exploración dirigida en Brasil y los proyectos de productos químicos para cultivar productos de alto rendimiento.
Los inversores parecen estar poniéndose cómodos con esta estrategia de cambio. El precio de las acciones de la compañía, que cerró el martes en 50,61 dólares, ha subido más de un 50% con respecto al último trimestre. Su rival más cercano, Chevron, reportó casi la mitad de las ganancias que ExxonMobil reportó en el mismo período.
Los analistas de JPMorgan (NYSE:JPM), Goldman Sachs (NYSE:GS), Wells Fargo (NYSE:WFC) y Morgan Stanley (NYSE:MS) han emitido recomendaciones positivas para Exxon en las últimas semanas, según CNBC.com. Han adoptado sus puntos de vista alcistas tras ver mejorar los precios del petróleo y el gas. Eso ayudará a la compañía a no tener que recortar su dividendo trimestral de 0,87 dólares por acción. El rendimiento anual de dividendos de las acciones es ahora de alrededor del 7%, uno de los más elevados entre las acciones de gran capitalización de Estados Unidos.
Woods aseguró a los inversores el mes pasado que, con los futuros de crudo Brent —por entonces en 45 dólares por barril—, la compañía podría pagar su dividendo e invertir en su problema de gasto de capital flexible. El Brent a 50 dólares por barril permitiría a la compañía invertir 16.000 millones de dólares en su gasto en programas de capital, con las peores previsiones de la compañía para 2021.
El Brent se sitúa en unos 61,10 dólares por barril el martes, su cota más alta en más de un año, repuntando frente los menos de 20 dólares por barril del abril pasado.
En conclusión
Con la subida de los precios del petróleo y los drásticos recortes del gasto, Exxon parece ir en la dirección correcta. Con estos movimientos, Exxon está en una mejor posición para seguir repartiendo su dividendo, la principal atracción para que los inversores a largo plazo compren sus acciones.
Dicho esto, Exxon sigue siendo una apuesta arriesgada. Sigue dependiendo en gran medida de la reactivación exitosa de una economía en la que la demanda de petróleo seguiría siendo fuerte.