Definitivamente la crisis subprime, y las consecuentes medidas de estímulo de los Bancos Centrales de los países desarrollados, parecen haber marcado una línea divisoria para los mercados mundiales, en especial para la volatilidad. En los últimos ocho años, hemos visto como este indicador se ha incrementado significativamente, lo que se ha visto reflejado en el índice de volatilidad Vix del S&P 500. Para que nos hagamos una idea, cuatro años antes de la crisis subprime, los niveles promedio de este indicador se ubicaban en torno a 16,1 puntos con una desviación de +- 5 puntos. Tras la crisis, los escenarios de sobreoptimismo / sobrepesimismo se acrecentaron ubicando el índice de volatilidad Vix en niveles de 20 puntos con una desviación estándar de +-8.
También ha quedado demostrado que en los períodos de mayor incertidumbre para el mercado la volatilidad tiende a elevarse, lo que nos hace estar atentos dado el contexto geopolítico que estamos viviendo. El último gran evento de volatilidad en el mercado fue el Brexit. Sin embargo, tras este suceso, el escenario se ha presentado menos turbulento y con ello el índice de volatilidad ha estado en niveles cercanos a 15,3 puntos, prácticamente media desviación estándar bajo la media histórica post crisis subprime. ¿Qué ha explicado este menor escenario de volatilidad? (i) Tras un remezón mundial, el efecto “brexit” fue encapsulado en Reino Unido; (ii) China ha mostrado cifras más estables, reduciendo los riesgos de un posible hard landing; y (iii) la Fed continuamente ha venido retrasando una posible alza de tasas. Lo anterior, se suma a un entorno de un elevado nivel de liquidez y tasas base de los mercados desarrollados en niveles cercanos a mínimos históricos que ha llevado a los mercados a tomar mayores apuestas de riesgo.
Sin embargo, el índice de Vix podría volver a sufrir sobresaltos, ya que se vislumbran una serie de eventos que podría elevar la incertidumbre. En el corto plazo, las elecciones en EE.UU; referendum de Italia y una posible alza de tasa por parte de la Fed; y en el largo, las elecciones de Francia y Alemania se tornan clave para la permanencia de la Unión Europea.
Fundamentado en lo anterior, en nuestro último informe de estrategia tomamos la decisión de reducir levemente la dosis de riesgo del portafolio (representada fundamentalmente en una menor ponderación de renta variable en Europa y Chile, manteniendo, eso sí, nuestra apuesta de riesgo en la región vía high yield y fondos de acciones en Latam), apoyado en una mayor cobertura vía dólares y una mayor ponderación en renta fija local en la parte corta de la curva.