En noviembre de 2014 el grupo de países exportadores de petróleo que conforman la OPEP sorprendió a los mercados al mantener su producción a pesar de que el precio del barril caía de forma acelerada, lo cual eliminó una creencia tácita en el mercado de que el grupo mantenía una especie de “piso” en el precio.
La idea detrás de mantener la producción era impulsar una baja en el precio y de conservar la participación en el mercado de la organización. El razonamiento de la OPEP era que esa baja sacaría a los productores con costos altos; no solo a los estadounidenses, sino a otros con exploraciones marítimas a grandes profundidades.
Dicha estrategia impactó a los productores fuera de la OPEP, obligándolos a cortar su producción, así como algunos proyectos, pero el golpe más grande quizá ha sido para algunos de los miembros del grupo.
Dentro de la OPEP están países ricos como Arabia Saudita u Omán, los cuáles tienen amplias reservas monetarias que acumularon durante años, donde el precio del barril estuvo por encima de los US$100; no obstante, hay otros como los africanos y Venezuela donde los efectos son cada vez más notorios. Este último ha comenzado a vender oro, buscar la extensión de algunos bonos con vencimiento al 2016 de su compañía petrolera e incluso solicitó un monto que mantenían en el Fondo Monetario Internacional, movimiento similar al hecho por Grecia cuando su banca estaba cerrada unos meses atrás.
Los miembros más golpeados solicitaron a los poderosos sauditas cortar la producción, con el fin de impulsar una subida en los precios, solicitud que se unió recientemente con una fuerte crítica del ministro de petróleo omaní culpando a la organización de la crisis en la industria y de cómo puede hacer más por estabilizar el petróleo.
Este miércoles el barril de referencia en Estados Unidos estaba a la baja, cerca de los US$43, a medida en que los datos siguen indicando la existencia de un exceso en la producción y que Arabia Saudita se muestra inmune a las solicitudes. De hecho, el ministro saudita señaló que el reinado piensa seguir suministrando crudo a sus clientes, por lo que hasta el momento existen pocas posibilidades de que se logre algún acuerdo en la reunión de inicios de diciembre. Así, los miembros más frágiles seguirán bajo presión, al igual que el petróleo.