Cualquier inversor cauteloso evitará comprar acciones que estén sobrevaluadas y seguramente verá con buenos ojos algún papel que esté en un bajo precio histórico. Sin embargo, existe otro perfil de inversores temerosos frente a los títulos que están sumamente bajos por miedo a que sigan deteriorándose.
Repasemos entonces, ¿cómo saber cuándo una acción está cara o barata?
Acciones con distintos tipos de precios
Una manera de dividir el mercado es hacerlo entre empresas sobre y subvaluadas. También existe un grupo intermedio: se trata de aquellas acciones que si bien no están baratas, son considerados papeles “estrella” porque aún tienen margen para seguir su escalada al cielo.
Para detectar acciones premium con cierto recorrido para seguir creciendo, es necesario analizar tres aspectos fundamentales de una empresa: deben tener un crecimiento actual robusto pero asimismo debe ser sostenible en el tiempo y subestimado por el mercado.
Detectar un crecimiento robusto actual a simple vista parece algo permeable si es que uno analiza solamente el ratio precio/ganancias. De todos modos, los aumentos de ganancias provenientes de recortes de gastos o de recompra de acciones no deben ser tenidos en cuenta a la hora de analizar una compañía.
Lo más importante es analizar la evolución de los ingresos, la base fundamental para ver el largo plazo de una empresa. La otra alternativa sería mirar compañías que ganen nuevos negocios sin tener que hacer adquisiciones, ya que esto le demanda menos costos a la compañía otorgándole mayor rentabilidad.
¿Cómo se mueven los precios de las acciones en la Bolsa? Preguntar
Para aquellos inversores conocedores del mercado de valores, parece que esta pregunta sería como consultarle a un matemático cuánto es 2+2. Pero la realidad es que muchos “expertos” del sector no conocen a ciencia cierta qué elementos influyen sobre la cotización de las acciones.
Existen cuatro elementos clave para tener en cuenta a la hora de fijar su atención sobre los papeles de una determinada empresa o sector.
1) El no tan obvio…
Parece muy evidente que la oferta y la demanda determinan en cierto grado la cotización de cualquier activo. En este caso, mientras más inversores deseen adquirir acciones de una empresa en particular, mayor será su cotización. Sin embargo, esta respuesta solamente abarca los tecnicismos.
En realidad, el valor intrínseco de la empresa no necesariamente corresponde al precio al que se venden en un determinado momento. Los precios futuros pueden ser pronosticados en función de este “valor intrínseco” que se deriva del estado del balance de la compañía, su potencial y del desempeño del rubro al que pertenece.
El hecho de poder establecer proyecciones con alto margen de acierto en cuanto a las cotizaciones futuras de alguna acción es lo que definirá al buen inversor. En este caso, como establece la filosofía de las inversiones de valor, lo ideal es comprar cuando se identifiquen participaciones subvaluadas y vender cuando estén sobrevaloradas.
2) Los números
La publicación del reporte de ganancias de una compañía para un periodo específico es determinante en el comportamiento de sus acciones, posterior a su divulgación en los mercados.
Este reporte incluye tanto el acumulado registrado a la fecha como las cifras proyectadas a futuro. Un balance de ganancias positivo tiende a disparar el precio de las acciones de las compañías que se perfila con una sólida imagen.
3) El termómetro
Para el inversor, el histórico de los precios del repertorio de acciones de una empresa funciona como termómetro de confiabilidad. Este registro refleja el nivel de volatilidad de las valoraciones y por lo tanto, tiende a influir en el inversor.
La influencia positiva o negativa, dependerá del nivel de riesgo que caracterice al inversor que se plante frente a ellas.
4) Todos para uno… y ¡uno para todos!
El valor de una compañía se define también en base a su capitalización de mercado.
¿Qué significa esto? Simple, el valor de cada acción de la compañía multiplicado por el número de sus acciones presentes en el mercado, dan lugar a sus niveles de capitalización.
Cada acción y su conglomerado influyen sobre este aspecto, por lo que la dinámica de dependencia entre estos elementos es irrompible.
Cabe resaltar la existencia de factores externos propios del mercado que también influyen notablemente sobre el comportamiento de las acciones en el mercado bursátil. Entre ellos se destacan: el contexto económico y político, los flujos de liquidez de los mercados y la correlación de los índices a nivel internacional.