(Por Bill Bonner)
Hace unos días, el Dow Jones superó los 19.000 puntos- su nuevo récord histórico. También el S&P 500, el Nasdaq y el Russell 2000 de pequeña capitalización alcanzaron nuevos máximos.
La última vez que ocurrió esto fue en diciembre de 1999.
Sólo unos meses más tarde, estalló la burbuja punto com y el tecnológico Nasdaq perdió el 80% de su valor.
El mercado de valores de Estados Unidos, en general, perdió alrededor del 50%.
¡Dinero gratis!
Pero los inversores son alcistas. Creen que el presidente electo Trump será bueno para las acciones.
Se supone que nada más llegar a Washington debe irse directamente al Capitolio a exigir un recorte de los impuestos.
Esto devolverá más de 6 trillones de dólares al sector privado durante los próximos 10 años... sin mencionar un derroche de 1 billón de dólares en "infraestructuras".
Como el principal asesor de Trump (y ex alumno de Goldman), Stephen Bannon, explicó la semana pasada a Michael Wolff en el programa The Hollywood Reporter:
"Al igual que el populismo de [Andrew] Jackson, vamos a construir un movimiento político completamente nuevo", dice. "Todo está relacionado con el empleo. Los conservadores van a volverse locos. Soy el tipo que promueve un plan de billones de dólares en infraestructuras. Con tipos de interés negativos en todo el mundo, es la mejor oportunidad para reconstruirlo todo y conseguir que todos se levanten".
Todo el mundo está hablando sobre la oportunidad que brindan los miembros de la Fed para "invertir" en dinero gratis.
Nos pone nerviosos. Sabemos lo difícil que es obtener un buen retorno de la inversión, especialmente cuando no sabes lo que estás haciendo.
El gobierno paga un poco más del 2% en préstamos a 10 años. Si la inflación en la próxima década está cerca de su promedio a largo plazo, el coste real de los fondos es aproximadamente nulo.
El dinero, dicen los "Grandes Gastadores" en Washington, será gratis.
¡Todos a bordo!
En las páginas del Financial Times aparece hablando el Vicepresidente de la Fed, Stanley Fischer, ante el Consejo de Relaciones Exteriores:
"La política macroeconómica no tiene que limitarse a la política monetaria", dijo. "Ciertas políticas fiscales, particularmente aquellas que aumentan la productividad, pueden aumentar el potencial de la economía".
Este es un tren que se va a vender rápidamente. Todo el mundo va a querer subirse. Dinero gratis. Trabajos. Inflación. Infraestructuras.
¿A quién no le gustaría? ¿Quién no querría ser un pasajero en este tren con dirección a Un Mundo de Fantasía?
Ya a bordo, cerca de la cabecera del tren, está nuestro amigo Richard Duncan hablando para Macro Watch.
Richard, un especialista en análisis de crédito que ha trabajado con el Banco Mundial, comparte nuestra opinión: La economía mundial es una burbuja gigante esperando para estallar.
Pero su receta es diferente. Nos encantaría sacar un alfiler y pinchar la burbuja.
No es que nos guste ver a las personas inocentes sufrir. Pero odiamos ver a los culpables no sufrir.
Richard, por otra parte, es un alma bondadosa, un optimista con una visión cálida de la naturaleza humana. No puede soportar pensar en las viudas y en los huérfanos atrapados en "otra Gran Depresión", que cree que resultaría si la burbuja de crédito estallara.
Todo lo que se necesita es un aumento lo suficientemente grande de los tipos de interés. Con tanta deuda en el mundo, dice, los tipos más altos serían catastróficos.
¿Cómo evitarlo? Richard explica:
La inversión gubernamental a gran escala en las industrias y tecnologías del futuro alejará a los pobres de Estados Unidos de la pobreza. Salvará a la clase media. Y hará que los segmentos más prósperos de nuestra sociedad sean ricos - y saludables - más allá de sus sueños más salvajes.
En una carta abierta a Donald Trump, propone que los miembros de la Fed identifiquen a los 10.000 "empresarios más prometedores" de Estados Unidos.
Todos deberían tener buenas ideas para el futuro - biotecnología, nanotecnología, tecnología verde, lo que sea –, pero todo debería tener la palabra "tecnología" al final. Entonces los miembros de la Reserva Federal deben invertir en sus negocios, formando asociaciones público-privadas.
El tren infernal
Nuestro corazón se detiene por un segundo. Todo ese dinero está en juego. ¡Todos esos contratos de mayor coste!
Estas son las "inversiones" del gobierno - no hay necesidad de satisfacer jamás a un cliente o demostrar un beneficio.
Y estamos hablando de 10 veces más dinero que los 100 mil millones de dólares en regalos de Corn Belt... o los subsidios a los magnates del azúcar, los hermanos Fanjul (que, sin correr riesgos, recaudaron fondos para Clinton y Trump).
Pero Richard ya está en su posición de observador... disfrutando del sol en su rostro, soñando.
"Imagina lo que eso haría", sugiere, agregando sutilmente: "Realmente haría a América Grande otra vez".
Nuestra imaginación no está a la altura de este desafío. Simplemente no podemos hacerlo. No podemos imaginar a un grupo de burocráticos capaces de identificar las "industrias del futuro".
Nadie ha podido prever el futuro. ¿Cómo podrían hacerlo? Los capitalistas de riesgo, incluso cuando su propio dinero está en juego, son notoriamente malos en apoyar a las empresas exitosas del futuro.
Los integrantes de la Fed, "invirtiendo" el dinero de otras personas, están obligados a apostar en los lugares equivocados.
Pero espera... Nuestra imaginación finalmente se ha reiniciado.
¿Y qué quiere decir esto?
¿No existe un tren que nos lleve al futuro? Lo que vemos es una locomotora fuera de control. Un tren infernal, en otras palabras... Cargado con billones de dólares de recursos saqueados, mal asignados, robados y gastados.