El Fondo Monetario Internacional (FMI) relata en un documento de 2009 que no fue el desplome del sector inmobiliario en Estados Unidos el que sumergió al mundo en una de las recesiones más grandes desde la Gran Depresión en 2008, sino el estrés generado en el sector bancario, el cual detuvo el flujo de crédito, que es el sistema nervioso de la economía global. De esta forma, la reciente caída que han experimentado las acciones de entidades bancarias trajeron de vuelta los temores sobre esos oscuros días de 2008.
El fondo XLF, que está constituido de empresas financieras en Estados Unidos, cayó un 13% desde inicios de año, y en Europa, donde el movimiento ha sido mayor, acciones como la del alemán Deutsche Bank (DE:DBKGn) perdió un 27% de su valor.
¿Qué ha estado pasando?
Las acciones bancarias han estado bajo una tormenta perfecta. En Estados Unidos, los temores están centrados en los efectos potenciales de la caída en el precio del petróleo. Durante años del “boom” de empresas de Fracking muchos bancos le extendieron la mano al sector y ahora algunas de estas podrían estar en problemas. Recientemente JP Morgan (N:JPM), un banco estadounidense, reportó un aumento en sus estimaciones, debido a la posibilidad de que créditos generados en el sector entren en problemas.
Otro de los factores es la pausa potencial que tomaría el proceso de subida de tasas por parte de la FED. Datos económicos débiles, así como la turbulencia en mercados financieros han reducido las posibilidades de que la entidad monetaria continúe con la subida de tasas que inició en diciembre. Durante muchos meses los inversionistas adquirieron acciones bancarias anticipando esta subida, la cual beneficia directamente el principal negocio de los bancos, por lo que una postergación supone que los bancos seguirán trabajando en un ambiente de bajas tasas, lo que dificulta la generación de ingresos.
En Europa y Asia la situación es un poco diferente. Ahí hay factores ya conocidos como bajo crecimiento económico, que impacta la calidad de créditos, pero también las nuevas medidas que han adoptado los Bancos Centrales locales. Recientemente el Banco Central de Japón introdujo tasas negativas para las reservas de los bancos, aunque no aplican para el total de reservas, a muchos analistas les preocupa sobre los efectos que tendrá en los ingresos el hecho de que los bancos tengan que pagar por mantener el dinero sin usar.
De igual forma, en Europa las tasas ya son negativas y Dragui, presidente del banco central, ha estado preparando a los mercados para una reducción aún mayor en estas tasas. La idea de este tipo de medidas es incentivar la colocación de crédito; no obstante, si la demanda no está, los bancos se ven obligados a mantener sus reservas abultadas, lo que ahora tendrá un costo.
Otro de los factores que está afectando es el temor de inversionistas por el futuro de los bonos conocidos como COCOs. Estos bonos fueron creados después de la crisis financiera, con el fin de evitar que la ciudadanía volviera a pagar para rescatar a los grandes bancos. Básicamente son bonos que pagan un rendimiento atractivo, pero que pueden ser convertidos en acciones si el banco no puede pagarlos; asimismo, la entidad está capacitada para suspender el pago del cupón. Esos bonos hacen a los bancos más seguros a costa de que los inversionistas paguen el precio, lo que ha generado una corrida de esos.
El primero en generar la alerta fue Deutsche Bank, donde existen dudas de que, dado el resultado financiero, pueda pagar esos intereses. De esa manera, los inversionistas salieron huyendo de este tipo de activos, lo que generó caídas en los precios de las acciones. Esta situación hizo que el famoso e influyente ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, diera declaraciones de que el banco estaba bien y que no veía razones de preocuparse.
Finalmente están los problemas de siembre: bajo crecimiento económico y malos créditos. Como señala el Fondo Monetario Internacional en su “Reporte de Estabilidad Financiera” de Octubre 2015, estos son un limitante de la colocación de crédito, así como de las ganancias potenciales.
De esa forma, dudas sobre el crecimiento económico vuelven a poner sobre la mesa la coyuntura difícil que estos enfrentan. En un ambiente más particular se encuentran los bancos griegos y los italianos. Los griegos están bajo presión debido a dudas de que se pueda implementar fácilmente el tercer paquete de ayuda de la Eurozona a Grecia y en Italia los problemas de créditos morosos han sido difíciles de solucionar. Recientemente se llegó a un acuerdo para que estos activos puedan ser vendidos a inversionistas con el respaldo del gobierno, los cuáles alcanzan un 17% del PIB italiano, por lo que no es sorpresa que el mercado esté “castigando” a estas acciones.
¿En qué difiere esta coyuntura con 2008?
Volviendo al tema inicial, a muchos les preocupa que ahora que la tensión se encuentre sobre los bancos la situación se complique. Sin embargo, hay muchas diferencias entre 2008 y ahora. En primer lugar, los bancos están mejor capitalizados e instrumentos como los COCOs se hicieron precisamente para ayudar a los bancos en momentos difíciles. Otra diferencia importante es el acceso a liquidez que tiene el sistema bancario; ahora existe tanta liquidez que los bancos mantienen sus reservas altas y es exactamente lo que ha dado espacio a que se implementen tasas negativas.
La semana pasada Deutsche Bank anunció un programa de recompra de bonos, con el fin de mostrarle a los mercados su solidez y en Estados Unidos, Jim Dimon, CEO de JP Morgan, reveló la compra personal de acciones de su banco por un monto de US$25 millones.
En conclusión, los bancos parecen estar ante un escenario difícil, donde una potencial desaceleración económica, junto con los efectos de la caída en los precios del petróleo, puede incidir sobre sus resultados; no obstante, esos han avanzado bastante desde la crisis y, con la excepción de algunas ovejas negras, en Europa la mayoría se muestran más preparados para épocas difíciles.